LA CAZA AL IGUAL QUE OTROS SECTORES DE LA SOCIEDAD, ES UN CUMULO DE INTERESES Y PERSONAS.
El individuo que hace de la ocupación de comunicar su profesión, no debe nunca sustraerse de la obligación moral contraída, como exigencia en la defensa del necesario decoro en la ponderación de su mensaje, tutelar sus palabras y encontrar su verdad, que muy posiblemente no será absoluta, para transmitir a sus lectores u oyentes, la mas objetiva interpretación de los hechos acontecidos y aquellos otros que puedan acontecer. Mal uso haría de la columna de opinión quien la firma, si a cambio de prebendas en forma de novedades, oficializa como retribución, el halago y la promoción subliminal de los elogios.
En materia de respeto a la ciudadanía, todo ejemplo es poco y quienes aspiran a hacer valer un sentido diferente de la responsabilidad, están obligados a demostrarlo incluso en las circunstancias más nimias. No se trata de una cuestión en la escala de valores individual, sino de modelos de conducta. La doble moral que algunas personas exhiben en la relación con la caza y algunos aspectos circunstanciales de su problemática, es injusta porque viola el principio de justicia conocido como imparcialidad; la vara de medir que les acompaña, de extensión variable en las críticas, es utilizada según convenga.
Se ha ido lejos, muy lejos, según mi criterio, en los calificativos vertidos hacia directivos del Gobierno del Principado relacionados con el ordenamiento cinegético de nuestra Comunidad, palabras y acusaciones de "grueso calibre" se han entonado hacia ellos y dejado oir y leer en la hora de sus ceses. Indudablemente todas estas circunstancias que concurren en torno a este asunto, fozosamente tienen una doble lectura
Por un lado esta el supuesto latente narcisismo de sus mentores y la preocupación por lo que atañe a los nuevos gestores cinegéticos, a los que me temo pronto les exigirán sometimiento. Pudiera estar en juego la independencia de estos recién llegados, si no atajan convenientemente y se cubren con una amplia y consistente malla protectora ante el seguro advenimiento de interesadas amistades y sepan evitar el clientelismo que les acecha buscando intromisión en su soberanía. Algo al respecto se vislumbra.
Tiene todos los visos de ser un tema de intereses contrapuestos. El detonante de estos improperios, el "leit motiv" que los genera pudiera focalizarse en la atención exigida a los altos cargos de la Consejería del Medio Ambiente, de su esperada presencia institucional en eventos promocionales de marcas comerciales, nada que ver con las necesidades y urgencias que la caza tiene en nuestra autonomía. Por lo que haya sido, estos altos cargos no concurrieron con su presencia, cuestión que bien pudiera haberse considerado un desagravio a sus promotores.De ahí el hecho.
¿Se hubiesen amaínado, o tal vez nunca efectuadas estas inculpaciones, con el estilo y la forma en que han sido pronunciadas, con la presencia de estos señores? Estoy seguro y muchos de Uds. tambien, que no hubiese sido lo mismo. Antecedentes que acreditan esta reflexión de quien les escribe, haberlos hay. Resulta contradictorio que el Sr. Director General de la Biodiversidad y del Paisaje, el mayor inculpado y peor tratado, haya sido objeto de atención, no hace mucho, con reconocimiento a su labor, por los ahora detractores.
Poco o nada he sido defensor con mis modestas opiniones, recogidas con mucha anterioridad a sus destituciones, en algunos de mis articulos de opinión sobre la labor llevada a cabo por estos gestores. No me han parecido beneficioso para la caza el trabajo que han desarrollado. Les ha faltado estimulo, dedicación y han contribuído con su inercia sectaria a dotar de descredito a la actividad cinegética. Todo esto ya lo he dicho harto suficiente... No acudo al oportunismo de su obligada marcha. Dicho lo cual, reprocharles si así se desea hacer, su actitud pasiva e indolente hacia la caza y los cazadores, debe de hacerse desde el aleccionador pragmatismo a que nos induce y permite la actitud cívica. La linea roja de advertencia que señala y separa las criticas convencionales de aquellas otras de catalogación espúrea, se ha cruzado por motivos extraños, ajenos a la caza.
Evidentemente estos señores de la administración han cometido torpezas y errores de bulto mayúsculos (para mí, el más significativo, por lo que ha supuesto, la falta de consideración e indeferencia hacia nuestra actividad, quizás porque nunca han creído en ella). Por lo tanto, aunque las causas, sean importantes, los efectos no guardan relación. Son otras cosas las que estan sin desvelar, aunque se intuyen.
