
La caza en Asturias, en términos reales, curiosamente, es más asequible y rentable para el bolsillo del cazador que hace veinte o veinticinco años por extraño que resulte esta conclusión. Al tiempo actual, cazar en nuestra comunidad, resulta económicamente más barato y el estado participativo del cazador, es muy superior a las prestaciones que este recibía antaño.
Comparativamente en aquel tiempo, las salidas al campo del aficionado se circunscribían, casi con exclusividad, a los resultados que les deparase un sorteo (Sdad. Astur de Caza), me refiero a caza mayor, con opciones cada cuadrilla a cinco o seis cacerías de jabalí (abatir un jabalí era dificultoso), una de corzo y rebeco, en relación a este último no todos los lotes disponían de efectivos, una de venado cada cinco años, quedando a expensas de alguna cacerías en ciertas Reservas Regionales y de zonas libres que podrían ser adjudicadas por el entonces I.C.O.N.A. Era, para la inmensa mayoría, casi todo el bagaje que se podía obtener.
Tengamos en cuenta que para esta causa el desembolso que se tenía que hacer superaba las 100.000.- ptas. por temporada (600 euros). Por mucho menos efectivo, las cantidades oscilan entre 360 euros a 450 (en algunas zonas, es menor esta cuantía en base a la escasa incidencia de los daños) Hoy, el aficionado dispone de una oferta muy superior en cuanto al número de cacerías de la mayor, y la oportunidad de practicar la caza menor con el sistema implantado en casi todas las gestoras de cotos a través de caza intensiva de perdiz y faisán procedente de sueltas, complementado con la caza del zorro y la popular Arcea, todo un computo de oportunidades que le permitenm acceder una mayor cuantía de lances y abates en cualesquiera de las modalidades que se empleen, por precios más módicos.
El número de cacerías que podrá disponer el cazador-socio, supera de largo las veinte por ejercicio anual, con acceso también a las que la Consejería dispone. No solamente las batidas de jabalí en los cotos regionales autorizan únicamente su caza, sino que el permiso es extensivo en aquellas zonas en donde haya más diversidad de fauna cinegética y puedan permitírselo, como el corzo, venado y rebeco.
Mantener estas condiciones que permitan cazar en iguales o parecidos parámetros económicos que los pre-mencionados, cara al futuro, se hará arto difícil. El socio exige que las condiciones de las que viene disfrutando no disminuyan. Oír razones objetivas que signifiquen aportación cuantitativa como opción, cara a un equilibrio responsable de los sucesivos presupuestos de las distintas sociedades de cazadores, se desecha por muchos con bastante banalidad.
Por eso, cuando desde la Consejería se anuncian cambios de modificación importantes que sirvan de actualización de algunos pasajes sobre el actual Reglamento de la Ley de Caza de Asturias (siempre que se produce cambio de ciclo político, quienes quieran que sean los nuevos inquilinos responsables del ordenamiento y aprovechamiento de las especies de caza, señalan esta necesidad como acuciante, todo un tema recurrente del cual los cazadores ya estamos hartos), debemos los cazadores asturianos empezar a preocuparnos, si es que no lo estamos ya, y pensar en las consecuencias que nos acarreará una situación nueva. Estos desvelos de la Consejería tienen un perfil oculto, síntoma inequívoco de su primaria intencionalidad, nada de fiar, como para fiarse estamos, conocido el paño, que de forma global se ha dado a conocer, pero que seguro que nada bueno nos ha de aportar-
Estaremos expectantes, como no puede ser de otra forma, pero, aquellos quejumbrosos impenitentes que siempre animan las Asambleas con sus reticencias y disconformidades, que pongan sus “barbas a remojar”. El Gobierno del Principado, pretende rentabilizar económicamente de forma más sustancial la caza en su propio beneficio; hacia estos propósitos encamina sus pasos. A no más tardar, sentiremos nostalgia de estos tiempos.