Desde este escritorio,
ahora que esta próxima la apertura de la veda y el jabalí a buen seguro
volverá a repetir como una de las grandes sensaciones de la actividad
cinegética asturiana, oportunamente describo
un público y sencillo homenaje de reconocimiento al valor fidedigno específico
que personalmente considero define a especie tan sumamente montaraz, concepto
del que no se ha desprendido, sosteniendo, sin decadencia, los caracteres primitivos de excepcionales cualidades que en el
transcurrir de los tiempos la han hecho notable.
La caza del jabalí, en las actuales condiciones, derivadas de
una densa y excepcional demografía, representa en la actualidad una práctica de
un dinamismo seductor y atrayente, como especie cinegética clave para
la venatoria española. Quizás, para el cazador, el cobro de esta pieza,
tras un buen lance, posiblemente sea la
emoción más sentida, en relación
con la caza, que le hayan hecho llegar.
Son muchos los aficionados a la caza mayor, entre los que me
encuentro, que tienen sus preferencias y
debilidades en la atracción que ejerce el aspecto tosco de la figura que conforma este animal. La
rudeza de la singular y prominente morfología que le distingue, no conceptúa la
existencia de este pariente del cerdo salvaje, como deficitario de instintos que le impidan
constituirse en un excepcional sobreviviente.
En numerosas ocasiones, consecuencia de largos años
practicando su caza, reflexionando, he
podido dar sentido y valor a mis
creencias sobre este porcino, mil veces
contrastadas, fruto de múltiple vivencias contraídas con él. Un carrusel de virtudes
ligadas estrechamente a la posesión de un carácter recio y esquivo, incluso valiente
hasta la temeridad, resuelto siempre a sobreponerse a cualquier contingencia
que la naturaleza y el hombre le obligue a superar, incluso graves enfermedades
de contagio entre sus grupos familiares, diezmados, pero nunca erradicados del
todo.
La capacidad de adaptación al medio, por muy distintos que
sean los terrenos, las esencias de su fino olfato y oído, la incuestionable
fortaleza, síntesis de arrolladora personalidad; el régimen omnivoro del que hace gala y del que tanto se
sirve, le coadyuvan a salir victorioso en su cotidianidad,
En el correr de los tiempos, ha sufrido el jabalí alteraciones de
rango significativo en lo referente a su densidad. Siempre, en menor o mayor
medida, desde que se conoce su existencia, ha estado ahí, perenne, dinámico. La
capacidad reproductora que perpetúa y que le hace renacer constantemente a
pesar de las numerosísimas bajas de que es objeto por los cazadores, teniendo
en cuenta el factor de la presión que le ejerce el lobo, poderoso
carnívoro, en sus hábitats de
convivencia mutua, representa un
patrimonio natural de excepcional valía a conservar y perseverar en la
continuidad de tan preciado bien.
En la actualidad, por suerte para los miles seguidores
incondicionales de su caza, el jabalí no es una reliquia cinegética del
pasado. Muy por lo contrario, sus
efectivos, siempre dispuestos a reinventarse, aumentan considerablemente a
pesar de lo incoherente de un contexto que le acosa y que le ha hecho
convertirse en el planeta tierra en el
animal salvaje sometido a mayor presión.
Bien, de todo lo anteriormente expuesto, nada que decir que
no se sepa por un buen aficionado. Estoy seguro, algo he dejado por escribir,
se quedó a propósito en el tintero de las teclas del ordenador. Tampoco había
que ir más lejos de lo adecuado. El pretexto de esta redacción, era referirme y
glosar, de la mejor forma posible, sin retórica, a las cualidades que distingo más afamadas que atesora el jabalí en
libertad, aunque sean de sobra conocidas en el sector y hayan sido descritas
con antelación en otros foros, por distinguidos autores-cazadores.
¿Cuáles sus
defectos? Difícil planteamiento resulta
descubrir las debilidades de tanta inteligencia, al menos para mí. En lo más
recóndito de su alma bravía, se encuentran a buen cobijo,
estoy seguro, instintos no desvelados; un jeroglífico genetico sin descifrar, salvo-conducto
garante hacia la sostenibilidad y desarrollo
de los de su especie.