Se tiende a tildar de purista (integrista) en el terreno cinegético al
cazador que ha hecho de la caza tradicional una doctrina. Quienes patrocinan en
tono peyorativo, incluso con mofa, el uso como lenguaje de este término, adquieren notoriedad en sus intenciones como
extirpe de un nuevo concepto que presenta serias diferencias –nada que ver- con
la caza real en cuanto a concepción, desarrollo y estado participativo.
En un espacio natural, sometido a vallado, se consolida la figura de un usuario –no le
llamaré cazador, dista de este reconocimiento-- involucrado en otros
aconteceres en relación con la actividad cinegética como nuevo prototipo constituido en ejerciente
de un sistema de aprovechamiento de especies cinegéticas, criadas en
cautividad, reducida la movilidad a espacios cerrados privándolas de libertad;
objeto de destino hacia un aprovechamiento
controlado, a todas luces, indecoroso, y, en ocasiones, vergonzante.
Lo cierto es que ha venido para quedarse una actividad sobre
la cual habrá que hacer matices y ajustes para poder definirla y situarla
específicamente dentro de la decadencia de unos principios cinegéticos básicos.
No hay alternativa en el nuevo sistema para un procedimiento vigente que
presenta serios rasgos de un déficit de asimilación, de acercamiento a la excelenciaexcelencia que distingue al buen ejercicio que de de
la caza se hace..
Concebir la caza fuera de los estándares propios que la han
identificado a través de los tiempos es una sin razón en la que están inmersos incursores involucradosabonados
en el campo de un ejercicio lúdico carente de estilo. Disparar a un “pelotón”,
bien de venados, de jabalíes,, incluso de gamos o muflones, cierto es que de
“purista” no le cabe nada. La cuestión es como clasificar al que así actúa ua.
Es
posible que haya alguien de estos
involucrados que para sentirse responsabilizado en la
autoestima, pretenda minimizar el efecto que produce su actitud,
otorgándole a sus actos concretos en el
campo venatorio un carácter indisimulado
Por tanto, querer
banalizar, restando importancia al
notable impacto que produce el correcto
ejercicio de una ejemplar actividad,
como es la caza, siempre especial en cuanto a las formas y el
fondo, no es sinónimo de otorgarles
valido reconocimiento a esta corriente de mentores de nuevo cuño atrincherados
en la artificialidad de sus gustos cinegéticos..
