En el simbolomismo que se desprende de haber saldado un lance de caza con el abate de la pieza, quedará como único recuerdo corporal el trofeo conquistado. Un elemento constituyente como vínculo personal que todo buen aficionado a la disciplina venatoria guardará a modo de un bien preciado, algo propio y entrañable que le hará recordar paisajes especiales, momentos inolvidables vividos en su trayectoria cinegética.
¿Qué supone o pueda suponer el trofeo de caza para un cazador? Satisfacción, orgullo, o quizás indiferencia. Indudablemente no siempre alcanza la máxima puntuación en grado de excelencia en lo que pueda suponer un lance de caza. Su consideración y valía tiene distintas versiones en su interpretación. Para unos, un hecho transitorio e impersonal cuya prioridad es la realización del lance, las circunstancias que le rodean, etc., para otros un importante instrumento de propaganda que permita rentabilizar aspectos comerciales; para los más, seguramente la cumbre material de una situación sublime deseada, que ofrece la puntuación del trofeo conseguido.
La obtención de las defensas en forma de cuernas que poseen las especies de caza, como elemento distintivo, su exaltación e importancia, es una variante peculiar de la cultura cinegética germana. Un hecho singular, que había sido de escasa o nula tradición en nuestro país, adoptado e imponiéndose de forma generaliza por los cazadores españoles, que ven en este procedimiento conceptual el origen de una influyente causa.
No obstante todas las consideraciones efectuadas sobre el valor personal intrínseco que el trofeo abatido aporte al ego del cazador, independientemente de su pureza, también es un claro referente indicador de la calidad de gestión. Las lecturas que se hacen de las ponencias en libros, artículos de opinión y de divulgación del conocimiento sobre las generalidades que atañen y puedan afectar a la caza, nos informan estos ilustrados, el exigente perfeccionamiento en la búsqueda de mejoras biológicas del ciervo o venado, que permita determinar con el mayor grado de fiabilidad el carácter hereditario de los progenitores y sus posibles cruzamientos que desde finales del siglo XIX se ha desarrollado en tierras germanas con la finalidad de producir trofeos records.
Esta metodología, aunque con un cierto retraso, se está dando en España en donde se han consolidado un buen elenco de gestores. No obstante los precios elevados como deriva lucrativa que alcanzan algunos trofeos en el mercado de las orgánicas y en algunos cotos particulares, dedicados en parte a estos fines, no tanto en las Reservas de Caza, ha hecho aflorar dudas sobre la autenticidad genética natural de algunos trofeos, ante posibles manipulaciones en la alimentación natural de estos animales, suplementándola con dosis de composición fosfórica y vitamínica que ayude al crecimiento de sus cuernas.
Para atajar estos posibles fraudes, La Junta Nacional de Homologación, institución oficial, encargada de medir los trofeos de caza, ante una picaresca pertinente, descarada y subordinada a intereses espurios que la compromete y trata de engañar, ha puesto en marcha mecanismos de seguridad para identificar y diferenciar algunos trofeos de ciervo o venado cobrados fuera del territorio nacional, los cuales presentan volumetría superior a los verdaderos autóctonos de características morfológicas inferiores y clasificar en la medida que corresponda aquellos cazados en fincas abiertas o cerradas.
Como se puede apreciar, este mal, denominado “trofeitis” que campea por los señoríos y dehesas, lugares objeto de acotados especiales, en donde la caza tiene cortado el libre albedrío que la naturaleza le permite durante su ciclo biológico (se lo impiden las vallas) es en donde se fajan estos especialistas en coleccionar trofeos de caza, sin importarles él como y el porqué de su procedencia y desarrollo