Pudiera ser una operación de márketing consensuada entre las
partes intervinientes. No hay que descartar esta posibilidad. Es evidente que
la política quiere interferir sobre la caza y en todo lo relacionado con ella. Recoge
algún medio temático, las visitas individuales alternativas a la R.F.E.C. (Real Federación Española de Caza),
de algunos enviados de los más
importantes grupos políticos de actual arco parlamentario español. Un inusual
proceder que debiera ser síntoma de buenos augurios. Buenas palabras las
recogidas después del “entente cordial”, pero sin nada decisivo que les comprometa. La
conveniencia de no sincerarse algunos en esta acto, les obliga a mantener una
cierta ambigüedad sobre cuáles serán las verdaderas intenciones de su grupo
político sobre el futuro de la caza, a excepción hecha de quienes ya han
mostrado abiertamente y sin equívocos su decidida intención de proteger y proyectar
a mejoras los aspectos fundamentales que formalizan la actividad tradicional de
la cinegética española.
Está bien que se hagan
este tipo de encuentros que, debemos entender, tengan por el momento, la referencia
protocolaria de cultivar el siempre solvente trato de la cortesía
institucional. Afuera de este contexto, ya en la calle; en el engranaje de los
grupos políticos, las cosas toman otro
cariz muy distinto, si nos atenemos a lo que viene sucediendo y no tanto a las
palabras pronunciadas pos-reunión, comprobaremos que las circunstancias, varían
de forma sustancial en contra de la caza. La intencionalidad es otra. Probablemente Importase la foto, más que otra
cosa, y convertir al hecho en una
ceremonia de la confusión.
Es de esperar que
todos estos invitados a la diócesis federativa hayan dado muestras de haber recibido y enterado con
claridad el mensaje de su anfitrión que (Presidente ederación Nacional),
que, según han sucedido las cosas a posteriori, algunos encubrían
subrepticiamente su lado más oscuro para con la caza. Disfrazaban con buenas
palabras las verdaderas intenciones de quienes representaban. Por eso aquello
de la importancia de la foto.
En estos días arrecian con furor las noticias de la inflexible
voluntad que tiene la variada estirpe ideológica de composición dogmatica de
pretender prohibir la caza en todo el
territorio español. Sin entrar en el análisis de los resultados que podrían
acarrearse como consecuencia de una barbaridad de estas características (un
atentado contra la naturaleza, tal y como se encuentra esta, referido a
Asturias, de abandonada en la actualidad) , sí conviene decir que, posicionarse
contra la caza y a favor de su prohibición, significa convertirse en un buen
“caladero” de captación de actas para el Congreso y Senado para determinados
formaciones que dicen de ideología avanzada.
Los denominados
animalistas y sus afines, incluidos por convenio en las listas electorales de
grupos de tendencia progresista, han marcado en su programa de máximos para
aceptar unirse a un determinado partido la categórica exigencia de acabar con
la caza. Se debe de entender que no le han hecho “ascos” a esta petición desde
las “esferas” populistas, dándola por buena. La necesidad obliga. Es algo que se contradice, si se tiene en
cuenta lo pronunciado en el domicilio federativo a favor de la caza por los
enviados de esta coalición cuando afirmaban que la caza es una buena
herramienta de gestión, por lo cual no se posicionarían en su contra.
Otra opción menos caustica y mas liberal ha transmitido
opinión pública u confianza en mantener
la caza, pero condicionada hacia algo. No sabemos el qué. Su enviado especial
no ha sido lo suficientemente explícito para permitirnos forjar una opinión,
favorable, o no. Entiendo que queda todo supeditado a como les vayan las cosas.
Por tanto, en esas estamos, en relación
a ese colectivo.
Vito, lo visto, no es prudente fiarse. La
política, alguien dijo que “hace extraños compañeros de viaje”. Conviene no
olvidarlo.