Prohibir
la caza, como pretenden sus enemigos declarados, supondría no
utilizar un recurso productivo en el medio rural que aporta
directamente rentas y empleo. Son muchas las localidades asturianas
en donde el aprovechamiento cinegetico sostenible de este animal
genera gasto e inversión, lo que produce importantes bienes en los
distintos sectores industriales que ejercen su actividad en la zona.
Advierten titulares de pequeños establecimientos de consumo, de
forma especial la hostelería del lugar, sobre la repercusión
beneficiosa que les supondría sustentar una cuota proporcional de
capturas de jabalíes por los cazadores, adaptada a según densidad y
necesidades, garantía de continuidad sostenible y compatible, como
una forma eficaz de mantenimiento y proyección que otorgue valor
añadido a sus comercios.
No
es la primera vez que representantes sectoriales implicados en la
restauración determinan reacciones de abierta discrepancia, mucho
más acusadas de lo que podría esperarse, hacia la aplicación de un
modelo de política expansiva preventiva adoptada desde la
administración pública, que supone elevar el cupo sin límite de
capturas de este recurso natural en todo el territorio asturiano que
por su trascendencia extractora incondicional de máximos, podría
ser origen de un notable perjuicio económico para sus respectivos
negocios, puesto que reducir drásticamente la población jabalinera
en su demarcación, sería causa principal de tener que soportar una
baja demanda de sus ofertas (si no hay caza, por pura lógica, los
cazadores no acudimos), lo que traducido a euros les supondría una
perdida sustancial de ingresos.
Afortunadamente
el jabalí, especie salvaje problemática, de fuerte resistencia a
ser abatido, que casi todo lo invade, prolífico en reproducirse, de
notable capacidad para adaptarse a situaciones adversas, máxime
cuando en la actualidad concurren circunstancias que pueden
atribuirse a una afortunada combinación de circunstancias en el
ecosistema tan sumamente favorables para sus intereses de seguridad y
alimento, es presumible que goce en general de buena salud en todos
los campos de su anatomía que le permite mantener un sobreabundante
nivel poblacional a pesar de las numerosas bajas que la caza, el lobo
y otros supuestos le producen, pero que no parece afectarle en
demasía, puesto que su porcentaje de aumento anual es superior a la
pérdida de efectivos. Lo cual tiene el significado, por la
beneficiosa transcendencia de su caza en diversos campos, como queda
dicho, el requerir de una gestión razonable y duradera.