Dicen que la union hace la fuerza. Que en la caza en Asturias no sucederá como en la magnífica obra teatral Fuenteovejuna, ejemplar e ilustrativa de un espiritu común de una localidad bien avenida, es un hecho cierto que, tal y como están las cosas no admite dubitación. Aquí, en el Principado, para nuestra desdicha, no iremos los cazadores todos a una. No hay antecedentes documentados que hagan pensar que podría darse una situación igual de esta índole. Las voluntades atrayentes que podrían captarse, debidamente orientadas y conjuntadas en un solo núcleo de carácter reivindicativo se encuentran disgregadas por mor de un sistema minifundista representado por las características y peculiaridades de sesenta cotos regionales de caza. Un reyno de Taifas, convertido en obstáculo difícil de salvar esta componenda; las fuerzas divididas se encuentran muy debilitadas, no existe nexo de unión que ponga en valor acciones conjuntas, pendiente cada uno de lo suyo, es de una dificultad extrema cara a una posible integración de ideas y proyectos globales
A lo que parece, entramos los cazadores asturianos en un periodo de reformas de la actual reglamentación de caza (de nuevo otra vez en danza), al menos eso nos ha sido dado a entender en rueda de prensa reciente, realizada por responsables de la Consejería del ramo encargada de estos asuntos. Nada se sabe en definitiva de los retoques, de su tamaño e incidencia que tendrá sobre el Reglamento de La Ley de Asturias de la Caza, salvo de la excepcionalidad de su fecha inicial, a partir de la temporada 2013/14. No se ha trasladado en las citadas comparecencias a la opinión pública de estos prebostes de turno, más que conceptos globales, sin definir la cuantía y las formas de estos cambios que apuntan. Al respecto, no es que considere innecesarias algunas modificaciones sobre esta norma, siempre que tengan como eje principal de sus contenidos la posibilidad de evitar el rumbo nocivo persistente del estado financiero que acompaña la decadente económia de las asociaciones gestoras de cotos regionales de caza --en el momento actual tocando un alarmante y desenfrendo arrebato campanario lanzado a los cuatro vientos, punto de inflexión de escaso recorrido, que anuncia agonía de su estado financiero. Aludo concretamente a la obligada filantropía a que se ven sometidas estas organizaciones, señaladas por ley como únicas ventanillas de pago, lugar desde donde se resarce económicamente a los damnificados por los daños que producen las especies cinegéticas. Pero mucho me temo que de este asunto, las instituciones públicas, una vez más, por propia conveniencia, harán oídos sordos. Dirán una vez más, como es público y notorio, aquello de ¡¡Qué se arreglen por sus propios medios!! No obstante todo, además, espero restricciones en el estado participativo, incluso privatizaciones, abiertas o encubiertas, de los cotos regionales.
No existe la suficiente y necesaria unión entre los cazadores asturianos. Me refiero en general al conjunto del colectivo y en particular a los que de una u otra manera, con más o menos criterio, acertado o no, tenemos la costumbre de redactar unas líneas, bien sea a través de medios temáticos (radio y prensa) o en esa extraordinaria caja de resonancia, maravillosa e imprescindible, en que se ha convertido la red informática, como es el caso mío y de otros muchos, que ha venido a concedernos un concepto universal generoso de la libertad de expresión, derecho humano fundamental para la difusión de las ideas. Cuando alguien escribe -ciertamente no en todos los casos, la verdad es que pocos quedan -- sobre aspectos de la caza, normalmente tiene una variante distinta de lo que de verdad interesa--, se diluyen y olvidan con demasiada frecuencia el grado de atención de nuestros verdaderos problemas; la retorica argumental recurrente, identificados sus propósitos – se constituye en una lamentable pérdida de tiempo – mejor estaría aplicado su espacio a lo que de verdad atañe y preocupa al cuerpo social de la caza, dejando de inocular trivialidades que no ayudan en nada.
Por lo tanto, no debemos desviarnos de la atención que se requiere. Observemos lo acontecido en otros territorios del Estado en donde la caza es una industria predominante, el Gobierno de aquellos lares ha resuelto, vía decreto, privatizar los cotos sociales. Aquí en Asturias ¿seremos capaces de poder evitarlo?, aún estamos a tiempo. Tenemos la oportunidad de ser más expansivos, evitar las discusiones internas –demasiadas ya, pienso yo- y centrarnos en las reivindicaciones intrínsecas de aspectos que afectan a nuestro sector. Hace falta movilidad ante lo que es de suponer se avecina: reafirmarse en nuestras convicciones y manifestarse abiertamente de forma solidaria, en conjunto, formando “piña”, en defensa de nuestro gremio. Pero carecemos de iniciativas, no hay propuestas en este sentido ¿Qué es lo que ocurre? Algo tan sumamente preocupante es como se acoge con total indiferencia entre los cazadores este anuncio de la Consejería, en donde no ha habido respuestas contradictorias, ni se haya expandido “alarma social cinegética”.
¡Ah!, por cierto, se me olvidaba decir, que la Federación Asturiana de Caza, fiel a sí misma, para estos trabajos de colectividad, ni está ni se le espera. No pregunten por ella, se hacen los “suecos”.