Justo es reconocerlo. Es curioso, no deja de sorprender, por lo inusual del caso que, en estos tiempos de penuria económica y social que nos toca vivir a un sinfín de ciudadanos, organizaciones empresariales y de toda tipología, que desde una entidad cinegética de carácter local, humilde en su concepción y desarrollo, sin ánimo de lucro, guiada por animosos directivos, en este caso me refiero a La Sociedad de Cazadores la “Perdiz, entidad antiquísima en el campo venatorio astur, pionera entre las de su género, natural y residente en el concejo asturiano de Llanera, gestora en la actualidad del coto regional de caza que lleva con orgullo el nombre del municipio, se haya hecho frente y caso omiso, no dándose por aludida, primando un enmarcado optimismo, sobre una coyuntura económica degradante que atenaza a la ciudadanía, empleando para ello metodologías de trabajo constructivo que ha permitido de forma consecutiva a pesar de las tormentas soportadas a que ha hecho frente, logrado guiar a buen puerto la nave de su destino histórico inmediato, sin perjuicios estructurales en su dimensión.
Seguramente no se habrá recorrido todo el camino que se requiere y posiblemente haya quien subjetivamente no desee ver más allá de su propia figura de rancio papel couché sin brillo; interprete, quizás, de un concepto erróneo o interesado, ante la ruta elegida e iniciada por una más que digna y laboriosa directiva.
Respetando lo prosaico de un eufemismo inherente e hiriente, empleado en ciertas manifestaciones y actos peyorativos conocidos, lanzados inmisericorde al aire, de agravios que buscan el denigro de las personas, difícil dar cumplida respuesta a las pretensiones de todo el mundo. Es algo normalizado que se admite desde la ética cívica para una necesaria convivencia.
Una amplia y variada oferta venatoria, como apéndice de la singularidad que ofrece la ubicación de estos terrenos cinegéticos de régimen especial, situados en el centro de la región, de fácil acceso, cómodo y practico transito interior, son el complemento ideal para una minuciosa y detallada labor administrativa, basada en el rigor y la sujeción de los presupuestos, como seña inequívoca de su identidad.
Es evidente que la Perdiz, en el vasto panorama venatorio asturiano, al igual que alguna que otra sociedad de iguales o parecidas características (muy escasas) dentro de su ámbito competencial, coetáneas en el tiempo pasado y presente, se encuentra muy cercana a una íntegra estabilidad económica, cuestión que le permitirá avanzar en pos de nuevos retos y asegurar por un tiempo indeterminado la viabilidad de un proyecto futuro que, de seguir por la senda de la racionalidad del gasto e inversión, se entiende pueda ser prometedor.
Crece pues, de nuevo, en titularidad y gestión, en lo concerniente a la expansión de sus límites, objeto de acotado, merced a un trabajo intenso de iniciativas y diálogos. Si no hay contradicciones, algo que no se espera, su radio de acción se expandirá, aumentando la capacidad de servicio y atención a sus bases, incorporando a su adscripción nuevos terrenos limítrofes, que le permitirán conceder una mayor y mejor cobertura y acogimiento.
Cazar en el coto de Llanera, pudiéramos definir, al tiempo vigente, es un hecho singular, atrayente en sus contenidos y prestaciones. La caza del jabalí, corzo, arcea, el aprovechamiento intensivo a través de sueltas de perdiz y faisán, en distintas épocas de la temporada, otras modalidades, como la caza con arco, cetrería, son elementos activos incorporados a un dinamismo que no decae. Es notoria la afluencia de solicitudes recibidas para adherirse a este amplio abanico de posibilidades, claro ejemplo de una simbiosis productiva y eficaz que satisface.
Al respecto se debe decir que, esta entidad deportiva, la primera del municipio, carece de subvenciones y ayudas, bien sean de las instituciones públicas o desde mecenazgos privados. Se debe dejar constancia, como un toque de atención a quien corresponda, de la aportación que hace la Perdiz, al PIB local, en forma de puestos de trabajo directos e inducidos, gastos e inversiones de sus socios en los distintos establecimientos hosteleros, de alimentación, etc., así como la regulación sistemática de una fauna cinegética a través de los sucesivos Planes Anuales de Aprovechamiento previstos y autorizados por la Administración del Principado, lo que equivale a una merma sensible en los daños en tierras de cultivos y cosechas producidos por estas especies