REDES (CASO-ASTURIAS). Fotog, de E, Bros (prohibida su reproducción).
El problema no es de gestión, sino en manos de quien se podrían poner, caso de una hipotética adjudicación al sector privado u otras posibles alternativas y cuales la repercusión que pudieran afectar a los cazadores asturianos por mor de estas cesiones en el uso de su gestión por los beneficiarios.
Serán los aspectos económicos los que imperen (la falta de liquidez), la necesidad de reducir gastos. A través de sus portavoces, el Gobierno regional, informa (ha creado alarmismo, por su falta de concreción) y justifica su firme propuesta de reducir a casi la mitad el número de cacerías en las reservas regionales de caza de la región, en base a la necesidad de mejorar la gestión cinegética en estos terrenos de caza de régimen especial, con la excusa de que sean capaces de autofinanciarse y no sean una carga añadida para la Administración. El asunto, por mucho que le den hábitos y disfracen de “lagarterana” no ofrece dudas sobre su identidad.
¿Cómo se haría esto, caso de llevarse a cabo? En principio, al respecto, nada se dice, se ha transmitido la idea de una forma confusa que deja en el aire cualquier interpretación que se le quiera dar. Algunas posibilidades se podrán intuir; en la mente de todo aficionado a la caza, la palabra “privatización” lo inunda todo, pudiera ser la clave. Si se trata de potenciar el turismo cinegético en estas áreas tan exclusivistas, en detrimento de la caza social, sistema instalado y de gran arraigo en nuestra comunidad cumpliendo de largo con las expectativas de generar renta y riqueza en nuestra provincia, flaco favor estarían haciendo a toda una industria y comercio de ámbito local. Es evidente que se busca deshacerse a la mayor brevedad posible de una carga financiera insoportable de poder llevar. Traspasar este “agujero” al mejor postor, en definitiva, quitárselas de encima, como quiera que fuese y a quien sea. No entiendo otra cosa.
Cuando se justifica su propuesta de reducir a casi la mitad el número de cacerías en las reservas de la región, las dudas se me agolpan y me hacen presagiar negros nubarrones que amenazan tormenta sobre la caza social, pudiera ser el principio de muchas cosas desagradables para los cazadores con rentas y salarios menos favorecidos. ¿Cuál es la pretensión última de este objetivo? No parece algo lógico restringir la actividad cinegética en las reservas en aras de potenciar el sector turístico comarcal y regional, si esta es la pretensión, tal y como dejan entrever. Cambiar cantidad por calidad, elevar las tasas o cuotas de ingreso y complementarias, una senda alcista, a través de privatizaciones u otras alternativas, que trate de equiparar precios, solamente está al alcance de un tipo de reservas, allende de nuestra circunscripción, de constatada excelencia en los abates que se producen; magníficos trofeos de Venado, Macho Montés, Corzo, Sarrio del Pirineo, Muflones, etc., medallas de oro, objetos de atención y deseo su caza, reconocidos en todo el mundo, galardón bien apreciado, de los que aquí en nuestra comunidad adolecemos. En este sentido, estamos a años luz que nos permita recibir prebendas cuantiosas generadas por turismo cinegético de elevado rango, que ven en otros destinos venatorios mayor número de oportunidades de realizar lances y cobros de piezas merced a una relación calidad-precio mucho más atractiva que la que pudiéramos ofertar. Si a estas deficiencias, añadimos el auge de un mercado cinegético creciente que consolida sus posiciones, como es el europeo y algún país más de su entorno, con una bien orquestada y dirigida promoción en sus ofertas pocas oportunidades tendremos.
Asturias, tiene cuantitativamente caza, al igual que en otras partes, con unas características y peculiaridades que la hacen distinta, pero cualitativamente, en términos globales, me duelo decirlo, no es mejor. Los buenos trofeos, que son los que cotizan y dejan dinero en su entorno, abundan en otros territorios de la geografía nacional. Observemos las estadísticas de la Junta Nacional de Homologación de trofeos de caza, las calificaciones de excelencia, aquellas que puntúan para medalla, en donde indican las Reservas o fincas privadas con alta puntuación. Nuestras Reservas, salvo caso muy excepcional, no aparecen nunca en ranking medallero, ni de lejos. Por tanto mesura en las ofertas de productos de tamaño medio
Con la salvedad del Rebeco Cantábrico, sub-especie única (no existe en otra parte del mundo, por eso es tan apreciada su caza) que solamente habita en nuestros montes y altas cumbres, que por esta especial idiosincrasia de su morfología, con claras diferencia de tamaño y cuerna con el Rebeco alpino o el Sarrio del pirineo aragonés y leridano lo hacen ser atrayente por su singularidad, para un buen número de aficionados fuera de nuestros fronteras regionales y nacionales, coleccionistas de fauna cinegética y no por la grandeza de su trofeo, con las excepciones del caso, que haberlas hay. Para más “inri”, una contradicción: la caza de esta preciada sub-especie está prohibida en los Picos de Europa en la vertiente asturiana, a diferencia de las de León y Cantabria que si lo está.
Por tanto, si de reactivar la economía se trata, que no se arrinconen a los cazadores asturianos más de lo debido, no se les recorte su ejercicio, ni la fuerza de su dinamismo y desprendida generosidad de todos conocida allá donde van. Practicar la caza mayor en cuadrilla en Reservas donde se encuentren los hábitats del Oso y el Lobo, supone una dificultad añadida ante las restricciones y exiguo del terreno autorizado para cazar, conlleva fracaso y cuantiosos gastos. Los cazadores, en muchos casos, cansados de soportar estas limitaciones que les perjudica de forma notoria, han tomado nota y conciencia, optando a renuncia a cazar en condiciones de tanta precariedad. Una actitud que trae consecuencias de incidencia directa con repercusión negativa para el conjunto de las fuerzas económicas y ocupacionales del lugar.