Algo que funcionaba a nivel oficial, sin más trámite que una simple llamada telefónica a un responsable de la caza en Asturias, lo han cambiado desde la Consejería de Agro-Ganadería y Recursos Autóctonos por algo más incomodo como son las trabas administrativas para el aficionado a la caza menor, en la modalidad de la arcea, solicitante de una autorización para efectuar muestreos sobre arcea en las reservas y cotos regionales de caza, durante los meses de Febrero y Marzo.
El hecho, discrepante y de sentidas quejas por los muchos aficionados que esta modalidad tiene en Asturias, se refiere a la resolución de la Consejería, de Agro-ganaderia y Recursos Autóctonos a propuesta de su Servicio de Caza y Pesca, de 19 de Diciembre de 2011, que dicta las normas para participar en los muestreos y recorridos de censos de Arceas en las Reservas y cotos regionales.
Los motivos de estos desencuentros, se producen como consecuencia de un inusual exigencia, señalada en esta nueva normativa, hacia los cazadores interesados en este tipo de actividad, a soportar molestias administrativas, inexistentes en periodos anteriores, que obliga indefectiblemente, a presentar ofertas, en forma de solicitudes tipo normalizadas, para que, basándose en el respeto a los principios de igualdad que se requiere, según hacen constar, opten a sorteo público para una posterior adjudicación del permiso a los beneficiarios resultantes. Un camino largo que hay que recorrer, lleno de incertidumbre, dadas las exiguas plazas concedidas para estos fines, por el organismo competente, que no cumplen con las expectativas acostumbradas.
Tal y como recoge la nueva norma, se establecen unos exiguos cupos de plazas por Reserva regional de caza (10 para el Sueve, 5 Piloña y 5 para Yermes y Tameza ) que de completarse quedarían adjudicados, es de suponer, por riguroso turno de entrada, según registro oficial del órgano competente, hasta completar cupo. Caso de que la demanda (solicitudes presentadas) supere la oferta (permisos a conceder), se sortearan el número de plazas entre las solicitantes. En los cotos regionales se ofrecerán las plazas que cada sociedad de cazadores que gestione el coto considere oportunas y manifieste. Una situación insólita que obliga a los solicitantes, a través de la sociedad de cazadores a la cual pertenezcan, a otorgarles un certificado de su pertenencia como miembros de su organización, cumplimentar una instancia con sus datos personales y presentarla en el registro de entrada de la Consejería.
Por lo tanto se debe considerar este procedimiento, como un hecho de puro intervencionismo regresivo, sin causa justificada que lo acredite como tal. El “modus operandi” de la administración no ofrece dudas al respecto. La exigencia es máxima. El cazador agraciado acudirá a estas citas sin portar armas (es normal); notificará previamente al personal de guardería de la Reserva su recorrido que lo hará obligatoriamente una vez por semana, irá acompañado de tres perros, entregará los datos recogidos en el Servicio de Caza y Pesca, deberá informarse con anterioridad a su entrada de la no existencia de cacerías otras actividades o especies sensibles en la zona donde se tiene previsto realizar el recorrido. Todo esto como complemento a lo anterior; un verdadero “engorro” que ha soliviantado los ánimos de muchos de estos activistas, que veían con este tipo de práctica, una continuidad al entrenamiento y adiestramiento de sus perros de muestra. En definitiva, cada vez más complicado.