Nunca
tuve dudas de que hacer con la presencia de un jabalí avanzando
hacia mi posición de espera, bien sea en un paraje despoblado, entre
zarzales; en la espesura de un bosque, etc. Dejarle cumplir, es decir
acercarse a distancia oportuna, si procede, para hacerle un primer
disparo, como aparente garantía de éxito, parece la mejor opción,
según la vieja teoría del buen montero que suscribo íntegramente,
dado la efectividad de los resultados cosechados por este sencillo
método. ... Continuar leyendo