
Dentro de las singularidades
que la caza tiene, muy posiblemente sea en la caza social, relativa a
las cláses sociales económicamente menos favorecidas, en donde se
producen con más frecuencia este tipo de solidos principios con los
cuales convive plenamente unida y en combinación.
Es justo y necesario que a la
caza, desde la imagen real que se obtiene de su potencial deriva de
logros alcanzados, se le reconozca la virtud del empeño puesto y el
talento para haberlos conseguido. Con demasiada frecuencia se emiten
infundadas opiniones sobre su actividad, motivo de haber recibido una
información defectuosa, cargada de conceptos equivocados, juicios
falsos y desorientada intuición, fuera del contexto del esencial
estudio que les hubiera podido activar el conocimiento profundo de
las interioridades de una actividad que nunca debe de ser conceptuada
como un ejercicio esteril, ni perjudicial de nada, sino desde la
referencia de un hecho de destacada transcendencia que guarda
solidamente en la gestión y ordenamiento interno de sus
organizaciones, como mejor estima y eje principal de su función el
sentido de la responsabilidad,
También la caza social, fuera
del ámbito de su acción directa, pone interés en consolidar
espacios de convivencia, fomentando y cultivando amistades no exentas
de destacadas virtudes personales y de conjunto que guardan debida
consideración a las ideas y sentimientos de los demás. Se
formalizan estos aspectos en la integración de los grupos en
proyectos comunes y la prioridad en unificar criterios de respeto
mutuo a las sensibles diferencias ideológicas o de credo que pudiera
darse entre sus miembros en base a estos supuestos y la igualdad en
el trato en perjuicio de pretendidos privilegios.
Dentro del capítulo de la
concordia, el de la convivencia amistosa, se traduce en un claro
indicativo de generosa actitud, fruto del afecto que se ha venido
consolidando entre múltiples relaciones personales que surgen
cazando, se consolidan y transmiten en el transcurrrir del tiempo,
con la misma intensidad y constancia entre generaciones de familias
Por tanto, no es la caza un ejercicio deportivo donde actúan
personas dando cuenta de una carencia de valores cívicos que les
impida poder relacionarse entre sí, tal y como se ha querido dar a
entender de forma obstinada por aquellos que la muestran una fobia
visceral y la hostigan buscando su destrucción. Se tiene que lograr
atenuar o hacerlos desaparecer los efectos de este tipo de
formulismos estereotipados que se ha enviado a la sociedad española
puesto que no obedece en concreto a realidad objetiva alguna.
La caza necesita hacer llegar
a la sociedad más y mejor informacion formada. Es un deber y una
obligación moral poner el máximo empeño en mejorar la instrucción
de la causa de los cazadores, motivo de lograr un más alto nivel en
el reconocimiento y aceptación por la sociedad a través de una
superior presencia mediática, y, para ello, nada mejor que las
instituciones representativas del sector, acepten con dedicación el
compromiso expreso de conseguir una superior disposición en el
empleo de métodos con finalidad educativa que conlleven mayor
contenido e intensidad lectiva.