
Son
tiempos expectantes, con sensación de incertidumbre, que requieren
de toda la atención del buen ficionado a la caza interesado en darle
continuidad, tal y como se la conoce. Por más que persistan los
grupos animálistas y ecologístas, con el aderezo del Ejecutivo
central, en ese empeño de prohibirla, no dejará de ser meramente un
ejercicio de corte especulativo. No pasaran de ahí. Se hace preciso
informar a quienes la persiguen, para su constancia, de la inutilidad
de su esfuerzo en este sentido. Solo les quedara el recuerdo de su
fracasado intento.
Desmontar
todo el diverso, extenso y ordenado mundo cinegético español, no
será tarea fácil para nadie; se antoja impensable que se pueda
perder el enorme caudal de servicios que la caza concede a la
sociedad española por una injustificada y arbitraria exigencia de
aquellos a quien les puede su ideología.En la actualidad la caza es
un amplio colectivo que está logrando afianzar la unión de casi la
totalidad de sus instituciones y organizaciones, en espera de
completar en breve, lo cual supone por primera vez, la formación
compacta de un poderoso frente común, con alta capacidad y eficacia
para reivindicar sus derechos.
La
caza española ha salido del letargo informativo y de opinión en que
se encontraba sumida: ha cambiado de estrategia; se ha dotado de
elementos positivos que le han ayudado a mejorar su imágen frente al
conjunto de la sociedad; ya no es aquella actividad carente de
iniciativas para defenderse y pronunciarse a su favor, del acoso de
fuerzas grupales antagónicas a su buen ejercicio.
Referirse a la caza, no tiene el mismo significado negativo. El uso
de un lenguaje apropiado, persuasivo para convencer, que desde la
Federación Española de Caza y organizaciones del sector se ha
venido produciendo como vía de comunicación e información ha sido
la causa que ha hecho posible se haya producido un cambio positivo en
el cuerpo social español en la manera de pensar y sentir sobre la
necesidad de mantener la esencialidad de la caza.