
.En
relación a lo que acontece sobre aspectos de la actividad cinegética
sostenible, resulta habitual ver a muchos compañeros de mi
generación cumplida en años, seguir en esta práctica, a pesar de
esta carga que se hace pesada, pero siempre con el ánimo bien
dispuesto, resultando útiles, en la medida en lo que lo pueden ser,
aún cuando las energías distan de ser las mismas de tiempo atrás..
En todo caso una gran suerte.
Lógicamente
la experiencia del cazador veterano, curtido en materia venatoria, le
recomienda no alejarse de la prudencia en la movilidad y conceder
valor e importancia al esfuerzo medido en previsión de atenuar o
dejar de padecer posibles efectos no deseados que pudieran aparecer.
Más que conveniente, es necesario presentar una respuesta eficiente
sobre este control
Una
situación así, no debiera interpretarse como de menor rango en el
computo general del compromiso contraído para con el grupo, porque
forma parte de la misma pieza. El cazador veterano en la modalidad de la
Mayor, cumplido en años, sabe perfectamente cual es su sitio y la
funciónes especificas, sin bajar las constantes de atención
y lo mejor de su disposición. Tiene a favor la experiencia que le
hace ser paciente, sabedor que el índice de posibilidades ya no es
el mismo que antaño, cuestión que no le hace decaer ni un ápice,
máxime cuando los coordenadas emocionales con respecto a la caza se
mantienen intactas
Por
lo general son las más jóvenes, en buen estado de forma física,
los que se encuentran con la responsabilidad de realizar lances en
zonas que presentan una mayor dificultad o esfuerzo llegar hasta
ellas; son hábitat mas frecuentes del jabalí en donde la faceta
esquiva de este animal silvestre encuentra su mejor versión para
esconderse en terrenos de espeso matorral constituido en un buen
aliado en donde protegerse y defenderse de posibles acosos.
Diferentes son los espacios abiertos normalmente encomendada su
custodia a compañeros de ritmo pausado al caminar, que tampoco es
que sean puntos débiles que se les pueda cuestionar, ni un asunto
secundario, pero que nunca será la primera opción que tenga el
suido por donde evadir el cerco tendido, siempre remiso en grado
sumo a descubrirse.
Por
lo tanto se trata de un hecho objetivo que el cazador, a la vez que
se hace mayor, va perdiendo oportunidades. Siempre hay excepciones,
claro está.
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