La caza, a diferencia de otros deportes con autonomía plena para desarrollar su viabilidad a través de órganos federativos, es una actividad fuertemente intervenida; un mero apéndice a quien miran de soslayo e indiferencia los oportunos legisladores, cuya práctica viene impuesta en sus formas por duras leyes de caza autonómicas y una exigente reglamentación en la tenencia y uso de armas para el conjunto del Estado... Continuar leyendo