Cuentan las crónicas de finales del siglo XIX, sobre venturas y desventuras en las cacerías que, como solaz recreo, nuestra realeza y abolengo de aquel tiempo, acompañada de gran séquito señorial, con su correspondiente y cuantioso personal de servicio, celebraban batidas en montes cántabros, zonas de especial ... Continuar leyendo