En el simbolomismo que se desprende de haber saldado un lance de caza con el abate de la pieza, quedará como único recuerdo corporal el trofeo conquistado. Un elemento constituyente como vínculo personal que todo buen aficionado a la disciplina venatoria guardará a modo de un bien preciado, algo propio y entrañable que le hará recordar paisajes especiales, momentos... Continuar leyendo