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Que
la Ministra y sus colegas quieren acabar con la caza es una verdad
como un templo. No se esconden para ocultarlo. Sucede que les
resultará dificil hacerlo.. Esta Ministra ha convocado, deprisa y
corriendo, de forma sorpresiva a representantes e instituciones de la
caza, a una reunión en su Ministerio, es de suponer, puesto que
nada se sabe del orden de día que oculta, para tratar asuntos
derivados del controvertido proyecto de Ley de Defensa y Bienestar de
los Animales. Una norma que han hecho unilateralmente, a su antojo,
individuos a quien les puede su ideologia ultra animalista, sin
informar ni pedir opinión a nadie. Una norma que ya ha recibido
fuertes discrepancias, no solo de sectores que se sienten
perjudicados, sino que, además, entran a discernir factores dd
consideración jurídica.
.Esta
polÍtica, pretendida servidora pública, produce la sensación de
que no sabe nada de caza, entre otras cosas, (su descocncocimiento en
esa materia, cuando se expresa es manifiesto); si algún asesor tiene
al respecto, es seguro que ha recibido una información ruinosa que
la hace perderse. Se habla entre bastidores, que quiere reconducir el
asunto de los “perros de caza” a los que ya habia sentenciado
comparandolos a funciones de animales de compañía.
El
perro de caza es un auxiliar, compañero insustituible del cazador.
Con una disfunción o pérdida de su actividad perderian su instinto
natural. Un perro de caza no puede sujetar su actividad únicamente a
una jornada de caza,
como pretenden; complementariamente
tiene que salir al campo a entrenarse y adiestrarse fuera de la
jornada de caza, en definitiva: mantener la forma
Hacen
bien las intituciones y organizaciones de la
caza, anunciando que
no acudirán,
a la cita, en ningún
caso, so pena de caer
en un trampa sadúcea. No quieren hacerle el juego a esta Señora. La
Ministra supuestamente busca publicitarse a su mayor gloria, y
pudiera ser que quiera descargar a través de terminales mediaticas
haciendo el papel de complices, toda su responsabilidad de un más
que previsible fracaso,
sobre el gremio de los cazadores, de que no la han entendido, ni
querido escucharla.
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Nada
que no sea continuar con la caza tradicional tal y como se conoce, no
nos interesa. Cualquier argumento que no sea ese, no es válido. Al
Gobierno no les quedará más remedio que atender las
reivindicaciones de los cazadores que, con esta ley, caso de
promulgarla en las actuales condiciones, nos veríamos atropellados
en la defensa de nuestros derechos. Quieren ilegalizar la caza, pero
no pueden. Es mucho lo que hay en juego lo que se perdería por
culpa de una ley con ribete dictatoriales; clara voluntad del grupo
animalista, gestionada al dictado de ideologías que persiguen
tenazmente destruir la caza, sin importarles lo que suceda después.