Un
gran porcentaje de la
sorda grey
de necios animalistas
que no saben lo que
debían o podían saber sobre la actividad cinegética española
destapa su furia más
belicosa contra ella, enrabietados
por haber perdido
su apuesta de legislar
a su antojo, con
respecto a la consideración que debiera darse a los perros de caza
en la recien aprobada
Ley de Defensa de los Animales. Realmente
el motivo de esta berrinche
se debe entender desde la perspectiva
de no haber podido
materializar el espiritu que les animaba a defender “su ley”, que
no era otro que
boicotear la caza en
toda su extensión, mediante
la puesta en marcha
de una paulatina
reducción de sus recursos legales, que
harían
probocarle una
grave debilidad extrema, por
una manifiesta falta
de contenido de los
mismos que la impidiese
seguir
en sus formas tradicionales.
Es
notorio
que no han podido llevar
a la práctica sus
deseos de que los
perros de caza no cumplan su función especifica, más allá del
hecho en sí, de que les importe un rábano. Lo
cierto es que este asunto desvela sus verdaders intenciones que no
son otras que acabar con la caza. Esta
actividad y
los fuertes sectores industriales, sociales
y del Mundo Rural
con los que se
encuentra fuetemente
vinculada, se
han
convertido en
un factor determinante en
la suma de votos. Cuestión
que ha hecho reflexionar a más de uno, y volverse atrás.. Donde
dije digo, digo Diego.
Esa
gente del
movimiento animalista,
ignorantes
profundos de lo que es y representa
el buen ejercicio de la
caza, se encuentran
faltos de razónes para
desacreditarla;
han
basado su
estrategia
de acoso y derribo
en desarrollar
una dialéctica
fundamentada en
falsear la realidad sobre
ella, o aprovechar
cualquier oportuna irregularidad o
práctica ilegal que
desde el sector se
hubiera cometido para
exagerar la nota, a
fín de alcanzar con
este método una
notable capacidad de simplificar o quitar crédito a
la imagen del cazador ante la
opinión pública.
La falta de actitud y
aptitud de cúpulas directivas para comunicarse seria
y rigurosamente con el
mundo de los medios informativos, redes
sociales, etc., ha
sido la consecuencia lógica
de no
haber tenido tiempo
y dispuesto de espacios
donde desarrollar
labores de pedagogía, como
orientación educativa
sobre los valores que promueve la caza: un
ejercicio que bien gestionado se convierte en una herramienta muy
necesaria para la
conservacion de las espeies cinegéticas y aquellas otras que
pueblan su entorno, clasificadas de protegidas.