Ha sido un hecho raro, inusual; un acontecimiento cinegético extraño, del que, tal vez, no se tengan antecedentes registrados en los anales históricos que versan sobre esta silente, intrigante y carismático ave, algo que es muy posible, ni los más viejos aficionados a esta modalidad de caza menor habían podido contemplar ni tener noticias con anterioridad.
El cobro de una Arcea el pasado día 3 del actual Febrero en terrenos del coto de caza de Grado-Asturias, para el autor del positivo lance, mi amigo y compañero de la cuadrilla de caza moscona de Tolinas, José Ángel Fernández (Salinas) no debería ser un acontecimiento excepcional dentro de su cotidiana rutina en este tipo de caza, avezado tal y como esta en éstas lides. La pieza abatida, una vez reconocida, para gran sorpresa del autor de su captura le llama la atención la falta de una de las patas del ave, circunstancia que en principio podría ser irrelevante, una situación creada posiblemente como consecuencia de un accidente que la mutilase, fue la conclusión y posterior dictamen del sorprendido cazador. Estudiada la pieza “in situ” con más detenimiento del normal, dado lo inusual de su morfología, la curiosidad del cazador aumentó en grado de rigor. No era lo que se suponía. La Arcea presentaba una incorrección en su organismo que bien podía haber sido de nacimiento, puesto que no había indicios que acreditasen que la falta de una de sus extremidades hubiese sido como consecuencia de una amputación traumática, si acaso, por la acción de un depredado,o por otras causas sin determinar.
Lo cierto es que la Arcea, según me dicen, un macho adulto, de muda incompleta, en buen estado de nutrición, una prueba de la gran capacidad de adaptación y superación de la Arcea ante las dificultades que ha tenido que soportar en su largo periplo viajero temporal hacia terrenos propicios para su invernada, no se arredró por esta carencia que la caracterizaba y le pudiera importunar e influenciase sobre sus hábitos y costumbres a desarrollar en el transcurso de su ciclo biológico, y al igual que las de su especie, cuando la naturaleza se lo reclama, emprendió el vuelo migratorio.
Este insólito caso, a diferencia de la mayoría de estudios llevados a cabo con la Arcea, basados fundamentalmente en su movilidad migratoria y adaptación a los distintos hábitats, ha sido estudiado con gran dedicación y diligencia por el Doctor en medicina D. Juan José Fuente Díaz, gran aficionado a la caza de la Arcea, y ornitólogo asturiano de reconocidísimo prestigio, gran especialista en esta materia, que se encargó de hacer la necropsia del ave.
En sus aplicadas e interesantísimas conclusiones sobre lo acontecido, dadas a conocer, con un significado carácter didáctico, expuestas con enorme profusión de datos, incluso con imágenes correspondientes a la autopsia, nos transmite con rigor la certeza de que todo el proceso deforme que presentaba la Arcea abatida, nace de la consecuencia directa de una malformación congénita.
Recomiendo, para aquel lector interesado, acceda al Blog de este científico (becadadigital-jj.bloqspost.com.es). En sus ambientadas páginas, en relación con la Arcea, encontrará todo un mundo pedagogo de una excelencia informativa sin igual.
