Por E. Bros Mtnez.
Pudiera darse ese caso. La idea parece ser que existe. Una referencia a esta posibilidad se deja entrever, al menos eso me parece, en el programa del partido político que resultó vencedor en los últimos comicios asturianos. Leí con curiosidad su declaración impresa de intenciones y en otras escuché a su líder expresarse de viva voz sobre aspectos generales concernientes a la cinegética y su problemática cuestión que dá entender que es buen conocedor de lo que acontece en este sentido en nuestra comunidad. Otra cosa es que pueda ponerla en práctica adoptando soluciones eficientes.
Que la inviabilidad en la sostenibilidad de la caza social en Asturias se agudiza de forma constante es un hecho cierto (su problemática es de todos conocida). Queda suficientemente demostrado el deterioro que sufre este pionero y singular sistema, garante hasta la fecha (veremos cuál es su futuro; cuando menos incierto) en sus principios comunitarios.
Si se establece una segregación en el actual estatus; se reinstaura la bipartición cotos sociales-cotos privados, sinónimo sin duda, de lo que pudiera ser un cambio sustancial de modelo de formas, en la que la actividad empresarial y particular pudieran tener presencia con un marcado protagonismo, entraría el sistema estructural que mantiene la actividad venatoria en nuestra comunidad en una inflexión conceptual y de desarrollo de conceptos éticos y materiales, distintos y distantes de los actuales en vigor, que nos llevaría a una desigual capacidad competencial de gestión y aprovechamiento de las especies de caza. Sería un cambio profundo de modelo en todo regla, por lo que, caso de constituirse esta reintroducción, es de suponer, necesitaría previamente de la derogación de la actual Ley de Asturias de la Caza y su sustitución por otra de rango superior o cuanto menos del mismo nivel. Esta vetusta Ley existente que aún perdura y que data de 1989, respaldo desde su puesta en vigor de un régimen de igual de oportunidades para todos los cazadores, abolió de un plumazo el 99% de los cotos de caza privados existentes en Asturias, en aras de una justa participación equitativa; toda una declaración de principios que supuso un cambio sustancial en nuestra región, al configurarse sobre su superficie (75%) los cotos regionales de caza de naturaleza social.
De constituirse esta nueva normativa legislativa y con este arquetipo, teniendo en cuenta que las especies cinegéticas tienen la consideración de patrimonio público, lo que es lo mismo de todos los Asturianos, en contraposición con la vieja teoría de “res nullius” (cosa de nadie) antaño existente, lo que supone su vinculación a la administración, cabe preguntarse ¿cuál sería el estatus que tendrían los recursos cinegéticos asturianos? ¿Procedería el Principado a una desnacionalización de los mismos? ¿Se desvincularía la administración de parte o en todo de sus responsabilidades en cuanto a su calificación? ¿Se pondría a disposición de empresarios o particulares un paquete significativo de nuestra riqueza cinegética para su explotación directa?
Son interrogantes que necesitan respuestas Es quizás pronto, seguramente para lo que pudiera ser,, pero no por ello debemos desviar la atención de un supuesto que podría darse. Hay “voceros”, subidos al “carro del oportunismo” que pregonan con profusión a través de medios escritos y hablados las bondades de un previsto proyecto cinegético ejemplar (veremos cuanto duran estas alabanzas, por aquello de los antecedentes que se les conocen en otros casos).Por lo tanto, reticencia y expectación ante lo que pueda sobrevenirnos a los aficionados a este arte o deporte.. Esperemos que cualquier iniciativa que se adopte, caso de que así sea, tenga características y peculiaridades en consonancia con lo que se necesita: fundamentalmente más apoyo económico (es ridículo el actual) legislación favorable en materia de daños y en accidentes de tráfico producidos por las especies venatorias, menos normas restrictivas, etc. Que carezcan del egocentrismo, del intervencionismo exacerbado y de la dureza de los planteamientos de los anteriores regidores del ordenamiento cinegético asturiano que tuvieron para nosotros los cazadores.
