La caza tiene ante sí un envite mayúsculo. Nada más y nada
menos que la comprobación “in situ” de que este arte o deporte ha decidido
caminar unido de una vez por todas. Están en juego, corren serio peligro de ser
intervenidos y suspendidos, todos o en parte, los derechos legítimos que la caza tiene. La amenaza
para la caza social es muy seria. Será del conjunto del sector cinegético la
responsabilidad de que se produzca un buen fin de este llamamiento y también el
fracaso si nada se consigue por no ser solidarios con esta llamada.
La Federación Española
de Caza, sus nuevos dirigentes, en su
afán de hacer brotar una energía reactiva y alcanzar un respaldo moral en y
para el sector, convoca para el próximo día 15 de Abril (Domingo) concentración
de cazadores en más de 50 ciudades españolas. Algo inusual, que
de llegar a buen puerto esta convocatoria, sería la primera vez que los
cazadores españoles asistiésemos a manifestarnos conjuntamente coincidiendo día
y hora en todo el territorio nacional. Una cita que hay que promover y unirse a
ella sin fisuras desde todos los frentes de la venatoria, puesto que el éxito
del resultado en número de manifestantes, y las oportunas reivindicaciones del
sector requerirán de un apoyo masivo.
Que esta convocatoria
tenga el éxito apetecido en los términos que se espera (es una gran oportunidad
que no se debe de desaprovechar para dejar constancia, alto y claro, del valor
que supone la caza y todo lo relacionado con ella), sería un hito trascendental
para el devenir futuro del ejercicio de la actividad cinegética y lo que pueda
representar una posible mejor
comprensión de la sociedad, de forma especial la urbana, muy mediatizada por
campañas de organizaciones animalistas relacionadas con el ecologismo
intolerante, al que se han unido algún que otro grupo político que dilapida
gran parte de energías en tratar de prohibir la caza.
Premisa imprescindible
será, que los distintos medios de comunicación
y opinión recojan y distribuyan objetivamente en los espacios informativos de
sus respectivas cadenas de prensa, radio
y tv., con la mayor profusión de imágenes y contenidos posibles (ardua tarea,
dado su falta de colaboración y desapego hacia la cinegética), los instantes más
significativo que resulten de esta concentración que suponemos tenga el suficiente grado de notoriedad
informativa para el conjunto de la ciudadanía española. Conseguir que lo que
vaya a suceder tenga eco publicitario suficiente, será otro reto de los organizadores.
Este tipo de actos programáticos obedecen a varias cuestiones.
En primer lugar la necesidad de contrarrestar las poderosas tergiversaciones que se vierten sobre el
ejercicio tradicional de la caza. Entre otras, salvaguardar el honor del
cazador; dejar constancia de proceder a la actualización de leyes y reglamentos
de caza, etc. Pero no debe de quedar lo
sustancial de este llamamiento solo en lo que atañe a estas cuestiones. Pendiente
está de crear y poner en vigor en algunas territoriales (La Federación
Asturiana es una de ellas.), gestoras de
caza e instituciones públicas que aún no lo han hecho (ya va siendo hora), proyectos
educativos que guarden la debida colaboración entre dos mundos que se
complementan: CAZA Y NATURALEZA.
Bien está llamar la atención, en esta ocasión muy oportuna y
consecuente; mostrar lazos de coalición que signifiquen fuerza, pero lo
fundamental está aún por describir. El lance se llama educación, adquirir
conocimientos, y, sobre esto, será de nuestra incumbencia los cazadores la
obligación de ser pedagogos inquebrantables sobre la materia que conocemos. Si
no lo hacemos en la medida en que es necesario hacerlo, mal nos irá.