
Cualquier acto
punible de identidad menor que se cometa a resultas de la actividad cinegética,
viene a dársele un tipo de publicidad en distintos medios que, aun siendo real
los datos de su contenido, no debiera de procurar la excesiva notoriedad que
desde los canales informativos se concede,
El furtivismo en nuestra comunidad no asola la
caza y otras especies silvestres, sino que se convierte en un hecho
circunstancial de deleznable significado. Es verdad que no salen a la luz
pública por no ser detectadas supuestas actuaciones incontroladas; ello no es
óbice para reconocer la posibilidad de la existencia de un factor tan sumamente
perjudicial que por lo nocivo de su secuela hace crujir los cimientos de la
credibilidad de un colectivo tan hegemónico en la promoción y defensa de la naturaleza,
con todo lo que eso supone.
En los
últimos tiempos se constata una superior difusión de comentarios dedicados a
informar a la opinión pública sobre acontecimientos de perfil irregular que se
suceden en el entorno de la caza que no cumplen en parte con la obligada discreción
legislativa. Tienen en su formación, indicios de no ser tendentes a
caracterizarse de un alto riesgo -son de bajo perfil-. Es posible que en el uso
de algunas crónicas emitidas al efecto, la importancia de su contenido sea irrelevante
y por tanto considero mostrando verdaderas carencias
de ser objeto de atención
mediática.
Respetando
por supuesto todo aquello que concierne a la libertad de expresión y por tanto
objeto de ser publicado ajustado a su espíritu, considero, desde mi particular criterio, no
sea constitutivo de primicia informativa digna de ser divulgada en los
distintos medios, cualquiera intervención efectuada por la autoridad competente
que provenga de la formalidad de una denuncia llevada a cabo en el mundo de la
cinegética que se aperciba como sanción administrativa puesto que no guarda
relación la causa con el efecto. Dicho lo cual, otra cosa serán, hechos
vinculados con la caza no autorizada –llámese furtivismo- de cualquier tipo de
fauna silvestre intervenidos por miembros del servicio de protección a la
naturaleza o, bien a través de agentes de seguridad y vigilancia
de los cotos, que por la formación de su naturaleza entran de lleno en la
categoría de delictivos, tipificados como graves o muy graves en el código penal.
Esto último es otra historia en donde se requiere la máxima publicidad y
contundencia en el castigo.
Como
aficionado al deporte de la caza,
entiendo, se debieran de establecer las prioridades y ser inflexible en
el orden, concediendo verdadero realce informativo hacia aquellas diferentes
cuestiones de significado valor punible que sea de rigor y conveniencia trasladarlas
a la opinión pública para su conocimiento. La caza necesita del poder de todos
los estamentos para elevarla al rango de necesaria en la sostenibilidad futura
de bienes en forma de recursos naturales.