
Lo
de las cacerías turísticas a celebrar en Asturias como opción de
futuro, es evidente que precisa de argumentación sólida sobre su
definición por aquellos que las propugnan. ¿A donde quieren ir a
parar?
El
Principado quiere estimular la demanda del llamado turismo
cinegético, como fuente de producción. Para un turismo de esta
condición, con mayor capacidad de gasto, que ayude a
desestacionalizar, complementario a otros segmentos, es muy necesario
romper el vacío rutinario y perezoso de nuestra Administración.
Apremia apurar el tiempo y el trabajo. Una valoración comparativa
actual respecto a otras Comunidades Autónomas, establece la
evidencia de encontrase sensiblemente rezagada en estas cuestiones,
perdiendo distancia.
La
realidad es que esta propuesta se hace tarde; nace condicionada,
entre otras cosas, a tener que operar en un espacio de fuerte
competencia global existente, y superar, cuando menos igualar, la
prominencia de distintas instituciones públicas gestoras del
ordenamiento de la diversa fauna cinegética de sus respectivas
comunidades, mejor preparadas, introducidas en el circuito de las
subastas y en el mundo publicista, que reciben abultadas ayudas de
los gobiernos regionales de quien dependen, lo que provoca un fuerte
nivel de desigualdad en perjuicio de la posible oferta asturiana que
carece de estos recursos. Y tampoco se pueden obviar las potentes
ofertas de cultura empresarial cada vez más extendida, relacionadas
con la caza intensiva o señalan el deterioro de las expectativas en
cuanto a densidad de especies venatorias (salvo excepción) y
obtención de trofeos en estos terrenos de régimen cinegetico
especial Las circunstancias, en cuanto a lo que hoy se sabe obligan a
responder a una situacion que, de no atajar, apartaría a Asturias de
este tipo de convocatorias, máxime, teniendo en cuenta, si se sigue
haciendo lo de siempre.
Pero,
lo cierto y verdad es que hace falta más. Es necesario redoblar
los esfuerzos en la mejora de la promoción; fomentar la utilización
de forma eficiente de los recursos que ofrece la publicidad digital
programática, las redes sociales y estar presente en muchos de los
numerosos eventos feriales que se prodigan.
El
turismo cinegético, ha sido hasta ahora un elemento vehicular de
escaso tránsito por el Principado, carente de relevancia en concepto
de empleo y salarios, lo que es lo mismo, a tener escasa influencia
económica en comercios locales y comarcales, a diferencia de la caza
social asturiana, siempre presente, que es quien ha llevado todos
estos años el peso de la pro-actividad y eficacia generando a la
larga beneficios económicos y sociales de amplio alcance en un
proceso que ha supuesto una distribución equitativa de los recursos.
Toda una realidad que suele ignorarse con demasiada frecuencia y que
debe otorgarsele reconocimiento. Hay que evitar la politica de
distanciamiento permanente que los poderes públicosl lucen de
continuidad con la caza asturiana en general. Me parece una cuestión
de vital importancia. Si pierde o se derrumba la actividad de la caza
social en Asturias, sería destruir una parte importante de su
economía. En todo caso se equivocaran quienes la quieran liquidar.
El turismo cinegético, no tendra la composición de ser un
aprovechamiento inmediato, modalidad que les ha permitido poder
absorber y consolidar una nutrida cartera de
pseudos-cazadores-clientes a quienes les han sabido ganar su
confianza y fidelizar con vistas al futuro.
Es
indudable que la autenticidad de la singularidad del
abierto de la caza
asturiana, como gran
atractivo, no es motivo
por si mismo suficiente
para salvar la desventaja con que cuenta el Principado para
solventar su
apuesta por ganar una presencia mas activa en un mercado cinegético
de alto nivel adquisitivo. No le será fácil convencer en cuestiones
de esta índole, puesto que la persuasión de que dispone carece de
los recursos necesarios para adecuarse. Las Reservas Regionales de
Caza gestionadas por la Administración Regional no se encuentran en
el punto optimo de antaño para hacer frente a competidores bien
situados Varios indicadores cuantitativos y cualitativosa
buena panacea, de persisitir las actuales condiciones. Le hará
falta un mundo.