
E. Bros Autor del texto.
En la eminente revista “Trofeo”, publicación mediática de edición periódica mensual a la que no le concedo "patente de corso" !¡¡faltaría más!!... , que versa sobre la dimensión de la caza, un colaborador de la misma, a la sazón veterano articulista de tal vodevil, al que he prestado atención con mi lectura en infinidad de ocasiones, califica en tono caracterizado a modo de “totus revolutus” a la actual Ley de Asturias de la Caza, como autentica basura Jurídica y cinegética (un papel que se puede romper unilateralmente, tal y como demanda y anima este autor en su recomendación al Sr. Presidente del Principado de Asturias)
No soy persona cualificada para rebatirle aspectos jurídicos, dada su condición de letrado, por lo que no me entretendré sobre este asunto, será en materia cinegética, como cazador que soy, veterano y humilde, donde mostraré serías discrepancias sobre algunos pasajes de su discurso. De las opiniones cinegéticas de D. Alonso Sánchez Gascón, Abogado, persona al que guardo consideración, firmante del manifiesto que me ocupa y preocupa, difiero sustancialmente en parte importante del carácter o espíritu que se le ha querido dar (es partidario este Sr. de la caza comunitaria? No obstante, sí me identifico con su criterio en el capítulo de infracciones a la vigente Ley de Asturias de la Caza, que considera son un disparate. Yo, también, una autentica barbaridad, no existe relación crediticia justa entre la causa y el efecto. Me sumo a su defensa que hace y para sus fines de los Refugios de Caza.
Entrando en materia diré que, son bien sabidas las apetencia de gestión (pudiera ser un buen negocio para unos pocos, en detrimento de una mayoría) que despierta la fauna cinegética asturiana, dentro y fuera de nuestros límites geográficos, dada su gran diversidad y densidad alcanzada. Por eso no debe extrañar que sobre este “goloso y bien aderezado dulce” haya puesto su mirada el sector privado, deseoso sin duda de su degustación con la prerrogativa de ser un comensal distinguido.
La Ley de Asturias de la Caza que data de 6 de Junio de 1989, ha sido un claro exponente garante y paradigma, desde su puesta en vigor, de un régimen de igualdad de oportunidades para todos los cazadores. Trato de reivindicar un buen sistema, en la medida de mis posibilidades, y mostrar mi rechazo frontal hacia estas incomprensibles y, porque no, despreciativas calificaciones, dando fe, desde mi óptica particular, de la bonanza que ha representado la caza social en nuestra comunidad, en el orden cinegético, social, medio ambiental y rural, industrial y por deriva en el mercado ocupacional, a través de fuerte dinamismo.
No obstante llegados a la hora actual, se vislumbran ciertas dificultades en su grado de sostenibilidad que la cercan y cercenan. Se detectan fisuras que señalan principios de decadencia, llamando a reformas, no convendrá ser inmovilista ni rígido en las oportunas modificaciones que proceda hacer sobre la citada Ley y el reglamento que la acompaña. De llevarse a cabo estos reajustes, que es de desea sean de mejora, deberán ser acometidos sin menoscabo del estado participativo, de una identidad que no puede jamas renunciarse, con las denominaciones que se le quieran atribuir, pero dentro de los cánones de comportamiento que se han venido dando. En este sentido, ni un paso atrás.
No nos ha ido mal a los aficionados a la caza del Principado con esta singular norma. Todo el mundo ha cazado mucho en Asturias en estos últimos años y, lo seguirán haciendo, aún tenemos suficiente margen para ello, y a poco que sepamos salvaguardar este bien tan preciado en forma de riqueza, que son las especies de caza que han colonizado numerosos asentamientos, el futuro de este arte o deporte, se encontrará a buen recaudo en Asturias.
Al hilo de la cuestión, diré, desde mi pensamiento, que se pretende crear una corriente alternativa de opinión cara a un proceso involutivo de la caza social en nuestra tierra. En tal sentido, desde dentro y fuera de Asturias, ya se están dando los primeros pasos. Hay connivencia que los delata; inquieta el apoyo que prestan algunos desde aquí.
Abogan por la conveniencia de instalar cotos privados de caza en nuestra tierra, argumenta que Asturias es la única provincia que nos los tiene, y me pregunto ¿para que los queremos? ¿sú implantación nos permitiría cazar más y mejor? (casos de constituirlos habría mejor ordenamiento y gestión cinegética? ¿para que los quieren?, seguro… seguro que para hacer negocio, esquilmar los cotos y marcharse rumbo a otros pagos con la misma idea; recoger beneficios y si te ví no me acuerdo, les parece incomprensible su inexistencia, no entienden o no quieren entender que en la comunidad asturiana las especies de caza sean un patrimonio público vinculado a la administración en contraposición a la vieja teoría de la “res nullius”.
A tales efectos, debemos señalar, las negativas experiencias vividas, desde tiempos inmemorables por los cazadores asturianos, de plena exclusión en el derecho a ejercitar la caza, en terrenos acotados como privados, prebenda únicamente reservada para una sociedad civil distante que no permitían acercamientos (léase ejercer la caza) a sus dominios a una clase menos favorecida. Ante el temor de que pudieran persistir estas circunstancias excluyentes, los cazadores asturianos, a través del apoyo que en su día recibimos del Gobierno de Principado, facultado para estos menesteres, en base a la cesión de competencias por él Estado, en materia de recursos naturales, blindamos nuestras opciones, pero con una premisa, caracterizada de generosidad, muy diferente de la que padecíamos aquí. Ahora y desde hace tiempo, cazamos todos, no queda nadie relegado en función de su clase económica o social y lugar de residencia, aunque esta sea fuera de la Provincia. Para evitar la discriminación ególatra, nació la actual Ley de Asturias de la Caza.
Por tanto, con estas premisas tan elocuentes, calificar la Ley de Asturias de la Caza como una basura cinegética, la verdad no lo entiendo, salvo que se persiga otros fines, que pudiera ser.