SE ha publicado el resultado de un estudio sobre el tema de la alta
densidad del jabalí en nuestro Principado, hecho que se ha dado por
parte de un equipo de funcionarios titulados, al parecer supuestos
expertos en el tema, quienes señalan a “la falta de motivación de
los cazadores asturianos para agotar todas las posibilidades en el
abate de jabaliés”, como una de las razones principales de la
abundancia de esta especie en nuestra Comunidad. Para sostener este
relato de previsible impacto negativo para la caza, hace falta
disponer de indicadores objetivos relevantes, de los que carecen,
habida cuenta que el discurso se ve desmentido por la contundente
evidencia de los datos y cifras reales que la caza aporta para
demostrar que mienten o se equivocan en este sentido, con respecto a
ella.
Es
un hecho de sobra conocido que, el jabalí ha crecido en las últimas
décadas a un ritmo que ha aumentado de forma sustancial el valor de
su cantidad;-- lo ha hecho en Asturias al compás de todo el orbe
terráqueo-- muy probable con mayor incidencia en los países
llamados del primer mundo, lo cual es el motivo que desde sus
respetivos gobiernos se hayan adoptado medidas oportunas para
promover una superior presión por métodos no convencionales, por
tanto, distintos al buen ejercicio de la caza, que desemboque en un
mayor número de capturas de sus ejemplares a fín de reducirlo a
razonable sostenibilidad, en sus zonas de asentamiento y
colonización. A pesar de todo, el caso es que no ha sido posible
detener su crecimiento exponencial. Por tanto, no es este un asunto
del cual los cazadores asturiano debamos admitir se nos impute
deliberadamente el total de la responsabilidad, y menos que nos
señalen con el dedo.
Los
cazadores del Principado nos limitamos a cumplir el calendario
reflejado en las correspondientes Ordenes Generales de Veda dictadas
por la Administración, que marca el tiempo y el espacio de nuestra
actividad, así como también, con el obligado cumplimiento desde
l989 de los Planes Técnicos de Caza que fijan cuotas de
aprovechamiento en función de la disponibilidad de piezas, lo cual
tiene el significado de que el cazador razone su presión sobre las
poblaciones de especies cinegéticas, lo que supone un sistema que
tiende a mantener un habitat idóneo.
De
lo sucedido en las diversas Zonas de Seguridad asturianas (terrenos
cinegéticos donde no se puede practicar la caza, al no estar
autorizada), nada se dice; se tiene que tomar la debida nota de
este, es de suponer, premeditado olvido, que sirva como referencia de
una irregular gestión y peor ordenamiento. Sirvase decir que, los
jabalíes han hecho de estos terrenos lugares preferenciales de
asentamiento y colonización; han campado a sus anchas al resguardo
de un cobijo que les ha concedido seguridad fisica y alimento; un
cúmulo de circunstancias favorables que les ha facilitado sacar
adelante numerosas remesas de piaras que, por lógica natural, a
medida que van creciendo en orden numérico, se han ido expandiendo
cruzando los límites de sus refugios en estas estas zonas hacia
terrenos cercanos y desde alli hacia otros sucesivamente. Asi son y
están ls cosas.