
Lo
es por diversas razones, entre otras, “porque es una actividad al
aire libre que mayor implantación posee en las sociedades de todo
el mundo”. La Fundación Artemisan, organización privada, sin
ánimo de lucro, que entre otras cosas ”promueve la gestión y
conservación de la fauna y la flora, a través de la
investigación”, en un magnífico trabajo de localización y
exposición de datos estadísticos referenciados a la caza, aclara con
suficiente información y todo lujo de detalles, los motivos por los
cuales a la actividad cinegética debe otorgársele sin dilaciones tal
distinción..
La
caza se encuentra en el momento más difícil en cuanto a su
reconocimiento y aceptación (uno de los problemas muy graves que
tiene es el de la imagen). Sufre el veto de sectores intolerantes de
la sociedad hacia su buen ejercicio. Y, sin embargo, en este ambiente
tan desfavorable, ha sido capaz de alcanzar una mayor grado de
contribución, como vía solidaria, hacia un mejor estado del
bienestar social.
Es
por ello, que no debiera cuestionarse la capacidad de liderazgo que
ostenta la caza social cuando desarrolla en la práctica los
fundamentos conservacionistas y protectores de todo tipo de fauna
silvestre. Ha experimentado un cambio radical en el sentido de
valorar más el recurso, que obliga a tratar de provecharlo, en
función de su densidad y criterios cualitativos. En definitiva,
administra con sabiduría, no exenta de riesgos y dificultades, su
capital acumulado, para dotarse de soluciones duraderas. Un logro
alcanzado desde la cultura del esfuerzo solidario y altruista de los
cazadores.
De
todo ello, naturalmente se deduce que, quien se beneficia es la
sociedad en su conjunto. De ahí que resulte esencial su actividad.
Pero quieren prohibir la caza. ¡serán necios!