Sostiene
Hartasánchez, el del FAPAS, en esa arraigada peculiaridad que se le
observa de echar “balones fuera” buscando beneficio para los
postulados que defiende y representa, cuando de caza se trata y
habla, que en los espacios naturales donde la actividad cinegética
desarrolla su buen ejercicio, coincide en el tiempo y el lugar con la
pérdida muy significativa del nivel poblacional e incluso llegando a
la desaparición del Urogallo Cantábrico de su entorno. No es tanto
así, puesto que las causas son otras muchas, señaladas
objetivamente a través del rigor científico y no por la opinión de
un aficionado.
La
caza, que se tenga constancia y es bien sabido, se viene practicando
en los bosques de la Cordillera Cantábrica con bastante intensidad
desde hace siglos, y, no por ello, este “Gallo Montés”, había
sufrido como en la actualidad una merma sensible del nivel poblacional en sus habitas en
tan corto espacio de tiempo, a pesar de que su caza quedó prohibida
hace cuarenta años. Sin duda, son muchas las causas del origen de la
decadencia dramática del ave en cuestión, para relacionar con
alevosía e impunidad en una sola a la caza tradicional, como factor
determinante en este “fin de la cita” que se prevé muy próximo
(a decir de los expertos), si antes no se le pone remedio, para esta volátil tan emblemática, verdadero icono que lo ha sido para los
asturianos.
El
ecologismo, tan activo y eficaz en otras cuestiones que han sido
reconocidas sin objeción alguna en diversas ocasiones desde el mismo
sector cinegético, de quien ha recibido el compromiso de apoyar a su
labor en distintas ocasiones, no se ha hecho ningún tipo de
autocrítica por su actitud ausente en el pasado, para este asunto.
Solo deseos de cambios en el modelo de gestión de la caza. Parece
que esta es la panacea para la solución al problema. Este tipo de
ecologismo tiene olfato para oler el dinero; busca posicionarse como elemento participativo (no lo había hecho con anterioridad) ahora que se anuncian partidas excepcionales desde los Presupuestos Generales del Estado, en la labor de
intentar evitar de una vez por todas la decadencia física definitiva
de tan magnifica especie.. Relacionar a la caza con tal desastre, es una actitud de mala enjundia..