AMOR POR LA CAZA Y LA PESCA; PASION POR LA ARCEA
Para mí es muy agradable poder hablar de caza con una persona tan entrañable como José Ángel, al que considero un buen amigo, excelente compañero en la cuadrilla de caza Mayor a la que pertenezco, que presenta un currículo cinegético, tras una larga trayectoria, me consta, muy atractivo, (la conozco bien; no le ha sido regalado nada, solamente la perseverancia, el estimulo constante ejercido sobre una ilusión han sido sus compañeros de partida). La pasión por este arte le viene de tradición familiar; desde muy niño se vincula a la práctica venatoria siguiendo los pasos de su progenitor quien ha sabido transmitirle la esencia, la educación de los valores y las generalidades de sus técnicas.
He tenido la suerte de vivir en directo, muy cercano a él, aspectos de lances jabalineros comunes en muchísimas ocasiones. Sé bien de quien hablo. Debo resaltar por tanto, su prudencia y estilo responsable a la hora de ser resolutivo en la definición sobre la pieza objeto de ser abatida, amén de otras consideraciones, tanto deportivas como a nivel personal que le hacer ser acreedor de gran estima entre sus compañeros y amigos.
Por todo ello me congratulo traerlo al Blog. Se lo pedí y no dudó un instante en dar su aprobación, por lo que le estoy muy agradecido. Estaba interesado en saber algo más de lo meramente cotidiano de este gran aficionado a la caza y la pesca fluvial. Hoy hablaremos de caza, es posible que en otra oportunidad lo hagamos en su versión de pescador.
E.B.- ¿COMO FUERON TUS PRIMEROS PASOS EN LA CAZA?:
J.A-- Pues es lo normal que con frecuencia sucede. Mi padre, gran aficionado a esta actividad, ha sido sin duda, la persona que más influencia ha tenido para que yo siguiera sus pasos en la medida de mis posibilidades.
E.B.- CUANDO Y CUAL HA SIDO TU PRIMERA ARMA?:
J.A.-- A la temprana edad de 9 años; una escopeta de perdigón Cometa de 4,5 m.m., regalo de mi padre, que a pesar del tiempo transcurrido desde entonces, más de 35 años, aún conservo en mi poder con gran cariño y devoción.
E.B.- A TODOS NOS QUEDA GRABADO EN LA MEMORIA AQUEL LANCE QUE NOS SUPUSO EL COBRO DE NUESTRA PRIMERA PIEZA QUE SIN DUDA HA SERVIDO PARA ALIMENTAR NUESTRO ESPIRITU DE CAZADOR.¿COMO HA SIDO EL TUYO? ¿NOS LOS PUEDES DESCRIBIR? ¿QUE CALIBRE, TANTO EN MAYOR COMO EN MENOR HABIAS USADO?:
J.A.- En cuanto a la caza mayor, ocurrió en los parajes de la Verde, cercanos a la localidad de Soto de Agües del coto de Sobrescobio, en aquel entonces gestionado por la Astur de Caza. Un Rebeco al que le efectué un disparo con una escopeta paralela, calibre 12, marca Hnos. Zabala, de mi padre, que aún tengo en mi poder. En cuanto a la Menor y en lo que se refiere a la Arcea, no recuerdo exactamente el lance del primer cobro, pero si cuando he visto volar la primera: a la temprana edad de 8 años, estando atalayando una que se nos escapó tiroteada.
E.B.- LA CAZA MAYOR HA SIDO LA MODALIDAD EN LA QUE PRACTICAMENTE TE INCIASTE; NO OBSTANTE Y DESPUES DE EJERCERLA CON ASIDUIDAD TE DECANTASTE DECIDIDAMENTE POR LA CAZA DE LA ARCEA ¿PORQUE ESTE CAMBIO DE TENDENCIA?:
J.A.- La pluma siempre me cautivó. Cercano a mi domicilio, en mis inicios, había tenido mis primeras experiencias sobre esta modalidad de caza. La llegada del invierno es síntoma de la entrada del “ave fría” (gachas, patos, gallinetas y como no, la enigmática y desconcertante arcea (becada). Después de una práctica generalizada de las distintas especies de caza mayor (Jabalíes, Corzo, Rebeco, Venado y otras), la caza de la arcea me sedujo por su belleza plástica; tiene un concepto y desarrollo deportivo de la venatoria cercano a mis ideales; es una caza que exige sacrificio, dadas las vicisitudes (en ocasiones extremas) que hay que vencer antes de tener el éxito deseado y para la que hay que estar muy preparado físicamente. Es atrayente su ejercicio pues se complementa este trabajo de campo con la compañía del perro de muestra.
E.B.- ¿CUAL ES TU RAZA DE PERRO PREFERIDA PARA LA CAZA MENOR, ESPECIALMENTE PARA LA ARCEA?
J.A.-El Setter, y el Gordon como favorito. En esto nunca he sido de seguir modas. Quizás el Gordon no se encuentre entre los más queridos, pero tengo que reconocer que es el que más se adapta a mi personalidad. Esta clase de perros siempre tendrá en mí un rincón especial.
E.B.-LA “KORA” HA SIDO TU MAXIMA REFERENCIA ¿QUE HA SUPUESTO PARA TI?:
J.A.- Yo creo que cinegéticamente todo; me ha hecho vivir experiencias inolvidables. Me enseñó muchas cosas. Poseía una inteligencia extraordinaria y enorme afición. Siempre esperaba mi llegada. Con ella aprendí rincones insospechados; una vez detectada la pieza, acosaba hasta la saciedad, era muy persistente. Con su estilo y trabajo me hizo ser moderado en el andar y por tanto más eficaz. Creo que será irrepetible; con ella las Arceas lo tenían crudo.
E.B.- ¿UN MOMENTO ESPECIAL QUE HAYAS VIVIDO CAZANDO QUE GUARDAS COMO RECUERDO?:
J.A.-En una larga trayectoria, como es la mía, en la que con tanta asiduidad he practicado la caza, habría muchas anécdotas que contar. Tengo en mi memoria aquélla jornada de caza en Villazoy-Grado-Asturias, cuando era libre de acotado: acompañaba a mi padre y a un amigo; buscabámos Arceas con nulo resultado y ya próximos a finalizar, mi padre se alejó de nosotros con la finalidad de ampliar el campo de acción; la sorpresa surgió en unos pequeños avellanos en mitad de un prado, al encontrarse con el vuelo de cinco de estas aves; abatimos una y de las otras, hasta el día, de hoy no tuvimos más noticias. Otra curiosidad como anécdota surgió de aquel rebeco que abatí (me lo confirmaron con un año de retraso), lo vi caer, comunicando acto seguido el hecho al resto de mis compañeros de cuadrilla. Era muy joven y dieron poca credibilidad a mi relato, pues el disparo, según ellos había sido fallido por lo que consideraron qué yo bien pudiera estar aturdido y obcecado. Insistí con mucha fuerza en la creencia que tenía de qué el tiro había sido efectivo y que el animal había salido en mal estado, pero como si nada…
Pasado un año, volvíamos la cuadrilla a cazar en el lugar de los hechos y con el mismo guarda acompañante. Nada más verme, se dirigió expresamente a mi padre, diciéndole “el tu fiu tenía razón”, el rebeco, pasado un tiempo, lo cobre yo cerca de donde recibió el impacto.
E.B.- ¿CUALES SON LAS ARMAS Y EL CALIBRE QUE EMPLEAS PARA LA CAZA, TANTO MENOR COMO MAYOR?:
J.A.- Escopeta calibre 12, Fránchi fast pro, con sistema inertial Benelli, muy ligera (2.6oo Kg), munición 32 o 34 gr. Anteriormente una Lamber de 66, con Poly choques. No me gustan las estriadas, ni la munición de 40 gr considero excesivo su empleo en la caza de la arcea. Para la modalidad de la mayor un Santa Bárbara, 7,62, que había pertenecido a mi padre. Es un calibre suficiente para cualquier clase de especie cinegética que haya en Asturias. Prefiero la moderación a los de mayor contundencia.
E.B.-¿CUALES SON TUS ASPIRACIONES EN LA CAZA?
J.A.- Nada importante; seguir cazando haciendo amigos, contemplar la muestras de mis perros, sus latidos en los levantes; el bote de una arcea, observar la belleza de la naturaleza practicando este deporte, realmente cosas sencillas.
E.B.- ¿A PARTE DE TU PADRE QUIEN O QUIENES FUERON TUS PRINCIPALES MAESTROS?
J.A.- Amalio, del que guardo un gran recuerdo, compañero inseparable de mi padre durante muchos años; tenía un verdadero buen “ojo clínico” para los perros. Sobre ellos me dio verdaderas lecciones. Y, como no, los quince años que pasé con la peña “El Gomeru”, toda una buena escuela de aprendizaje.
E.B.- ¿ALGUNAS PERSONAS QUE ADMIRAS Y TE SIRVAN DE REFERENCIA EN LA CAZA?
J.A.- Mis compañeros de la Peña de Caza Tolinas de Grado, son todo un punto obligado de reconocimiento a su afición y estilo. Destaco al veterano cazador de esta cuadrilla Alfonso, ya entrado en años y con restricciones en su movilidad que no por ello le desanima para estar presente y participar cada semana en las cacerías que tienen lugar en el seno de nuestra Peña. Todo un ejemplo de voluntad y de afición. Manolo y Paco, próximos a finalizar una década de sus vidas, cercanos a los ochenta años y con el mismo espíritu y entrega que siempre han demostrado. Un ejemplo de constancia para todo el mundo que practica la venatoria y un espejo donde mirarse. Capítulo aparte merece en este campo de la cinegética, la personalidad del médico de El Berrón-Siero, Juan José Fuente, por su entrega en los estudios biológicos, hábitos y costumbres de la Arcea, verdadero impulsor de programas de seguimiento de las emigraciones de su lugar de origen de esta enigmática y desconocida ave. Sigue imperecedero, practicando la caza de esta “Xana” del bosque con la misma ilusión de siempre a pesar de que no es tan joven. Es una persona que admiro y respeto. Soy un entusiasta de sus trabajos en este campo de la Arcea y en aquel otro dependiente de la ornitología. Es un lujo para los asturianos tener entre nosotros a un científico de estos conocimientos.
E.B.-SE QUE TE INTERESAS POR TODO LO CONCERNIENTE ALREDEDOR DE LA CAZA. ¿TIENE ESTE DEPORTE RELEVO GENERACIONAL?:
J.A.-A simple vista lo podemos apreciar fácilmente, casi siempre somos los mismos, pero con más años. Eso, sin duda, es todo un síntoma de lo que ocurre. Los jóvenes, salvo contadísimas excepciones no acuden al relevo. Hubo un éxodo de personas del campo a la ciudad que han encontrado otro modo de vida que ha significado un alejamiento de los usos y costumbres que el medio rural proporcionaba. Desde zonas urbanas, la caza se ve bajo otro prisma; algunos incluso se han hecho hasta críticos de un ejercicio que con anterioridad practicaban. No se transmite a sus descendencias la afición por la caza, precisamente por el abandono que sus padres han hecho de ella. Es una pena, pero así es como están las cosas. Se han dejado de expedir licencias de caza de forma muy significativa, diría preocupante. A la falta de voluntad, se une una deficiente estructura laboral en torno a los jóvenes que los inhabilita para su independencia económica. Sin ingresos no evolucionan satisfactoriamente y esto es una más de las causas que les restringe cualquier actividad en el tiempo libre y el ocio, independientemente de lo atractivo que les resultan otras alternativas que la sociedad ha puesto a su disposición, como son los fines de semana en donde dejan muchas de sus energías y que en el monte, cazando, no recuperarían.
E.B.- ¿CONSIDERAS AL CAZADOR EL PRIMER ECOLOGISTA?:
J.A.-Cierto que lo es. El buen ejercicio de la caza, aquella que se practica con raciocinio, no extermina especies; las controla, protege y fomenta. Como consecuencia de este bien hacer, se beneficia toda la fauna salvaje, de forma especial los depredadores. Cazar no es matar, este ejercicio adquiere otras dimensiones. Tampoco entiendo la caza y la pesca sin muerte; no sería lo mismo, aunque respeto a quien se decante en este sentido. Me gusta salir con los perros a volar arceas en tiempo de veda, debidamente autorizado, y disfruto igual de bien que cuando las cobro; si acaso mucho más relajado, disfrutando de la naturaleza y observando aspectos que en plena temporada, por la tensión que ejerce la responsabilidad de cobrar la pieza, no los detecto.
E.B.- ES DE SUPONER QUE LA GASTRONOMÍA DE LA CAZA TE ATRAIGA .¿CUAL ES TU PLATO FAVORITO?
J.A.- Efectivamente algo de eso hay; la Arcea a la modalidad Piamonte, es de una gran exquisitez. Todas las temporadas, a su finalización, un grupo de amigos degustamos esta joya de los sabores. También el corzo con patatas y guisantes, cocinado por mi madre, que tanta aceptación tiene en mi casa.
E.B.- ¿CREES QUE LA SOCIEDAD ESTA BIEN INFORMADA DE LA CONVENIENCIA DEL EJERCICIO DE LA CAZA?
J.A.- Existe una corriente de opinión, en torno a esta práctica, que por desgracia demuestra bien a las claras que el conocimiento que se debería de tener no es el correcto. Poco o nada se ha hecho desde las distintas organizaciones para revertir esta opinión contraria a su necesaria y buena práctica. También hay que destacar la visión negativa que se ha transmitido al conjunto de la sociedad desde un sector comercial de la actividad venatoria, centrado en capturas masivas de especies, cuyas “juntas de carne” son objeto de exhibición y reclamo publicitario de las diversas agencias, denominadas orgánicas. Todo un “caldo de cultivo” para el ecologismo en sus intentos de descredito hacia nuestra posición. Me ha costado tratar de convencer a muchas personas, a veces sin conseguirlo del todo (en ocasiones he sido recriminado con acusaciones fuera de tono) que la caza no es eso que observan en ciertas revistas o en D.V.D., autenticas promociones de individuos y productos que hay que vender. Este ejercicio requiere de otros condicionantes que forzosamente obliga a tener que ser considerado de otra forma. Deberían de instalarse, por quien proceda, en este caso, los departamentos medioambientales de las distintas autonomías del estado, F.E.C., sociedades privadas y sociales, etc.) de aulas didácticas para niños y jóvenes, sin excluir a nadie que pudiera estar interesado en la relación del hombre con la caza, la naturaleza y las especies silvestres que la pueblan a fin de que sean fehacientemente informados de la conveniencia de este oficio. A veces cazar representa un fuerte sacrificio, un gran esfuerzo físico e intelectual; una ocupación cotidiana sobre el estado de los perros, su entrenamiento y adiestramiento, saber lidiar con las mala e inoportuna climatología; tiempo de duros recorridos a través de extensos y espesos matorrales que nos dificultan nuestra acción. Nada que ver con los “picnis” que se instalan en puestos de monterías sureñas y del centro de la península, convertidos en actos de sociedad.
No finaliza para José Ángel, su relación con la caza, practicando su afición. La complementa con un trabajo altruista que efectúa a través de su cargo Directivo, como encargado de la sección de caza menor en la Sociedad de Cazadores de Grado. También ha sido colaborador del Club de Caza de la Becada, con interesantes servicios a este grupo investigador. Algo decepcionado con la trayectoria que se ha seguido, contraria a su criterio, que le ha hecho alejarse momentáneamente de forma voluntaria de sus cometidos.
La conversación toca a su fin; ha sido fácil, fluida, amena y llena de contenido. Es una pena, pero no queda más remedio, el tiempo y el espacio nos delimitan. Me ha permitido conocer en su faceta de cazador algo de su idiosincrasia que intuía, pero que desconocía ciertamente. No me queda más que darle las gracias por la atención que me ha prestado. Nos veremos en breve si Dios quiere, formando piña con nuestros compañeros de cuadrilla, tras el esquivo y huidizo jabalí.
