
Lo fue
durante muchísimos años. Ello quiere decirse que durante el tiempo que esta
entidad cinegética asturiana (en su época de esplendor la primera de España y
una de las mejores de Europa hasta principios de la década de los años 80 del
pasado siglo, después, por desgracia, fue otra cosa bien distinta), prestó su
valiosísima colaboración administrativa al organismo autónomo. No todas las sociedades
cinegéticas españolas gozaban de lucir este galardón. La Astur, era, sin duda, la más
representativa.
No era la
categoría concedida un título honorifico que exhibir que no tuviera
contraprestaciones de los cuales los socios de la Astur no salieran
beneficiados. Por esta dedicación y apoyo (prácticamente todas las licencias de
caza regionales, se expedían, por delegación del citado organismo, desde las
oficinas de la Astur; significaba un descuento, importante ahorro para el
socio. En algunos casos también hay que
referirse a los gastos de tramitación y concesión de permisos de caza en las distintas
reservas dependientes del I.C.O.N.A. en Asturias.
Transferidas
las competencias en materia de gestión y aprovechamiento de los recursos
naturales sostenibles de Asturias (las especies cinegéticas es uno de ellos) el
gobierno asturiano se hizo cargo ineludible de la prenda de colaborador que
ostentaba por derecho propio adquirido la mencionada asociación. Algo incómodo
que no entendían bien nuestros cargos políticos, puesto que la Astur había
dejado de ser una clara referencia de gestión y ordenamiento cinegético.
No le sería
fácil al gobierno regional irse de rositas en este asunto. El compromiso
implícito en las transferencias recibidas del Estado, tenía validez en el
tiempo. Solo a costa de compensación económica, supuestamente la Astur, sus
dirigentes, darían el visto bueno a la pérdida de la condición de colaboradora.
Navegaba en aquel tiempo la sociedad, en un mar tumultuoso; cargada de deudas; impagos
de salarios a personal de guardería y administrativo; 75% pérdida de asociados
en tiempo record como causa principal, amén de otras vicisitudes relacionadas
con embargos sobre los escasos bienes que aún quedaban amenazando en un plazo
corto su cierre operativo .
En este
escenario baldío de gestión, podemos pensar que se negocia con el Principado la
posibilidad de dejar la categoría de socio colaborador, previa indemnización compensatoria. Así las cosas, tal vez se fijó definitivamente
entre las partes el precio a convenir. Parece que aceptadas las condiciones; una cantidad en la creencia
de haber sido muy sustancial. Como quiera
que haya sido, alguien con conocimiento en
el tema, debido a su larga estancia en la Astur (un asunto que debemos entender
que vivió desde un lugar preferente el llevador de la oficina); debería desmentirlo, si ello no fuese verdad,
o, bien, corroborarlo en la medida que lo fuera. Ha
pasado el tiempo, pero aún el asunto me viene a la memoria. Lo que sí es de
desear que se dijese cuanto ha sido, si
es que fue, y el destino que se le dio. No
obstante, hay otras cosas.