Tarde, mal y como las cosas sigan así: nunca. Esto ya tenia que haber sido satisfactoriamente resuelto, tuvieron oportunidades y tiempo para ello. Es una prueba sonora e ilustrativa de la indiferencia y el distanciamiento que practican hacia un cuerpo social, como es el importante colectivo cinegético asturiano, necesitado de reformas racionales y adecuadas en las estructuras de sus organizaciones que les permita abrigar esperanzas de un futuro mejor. La caza no es una practica "baladí", debe de tomarse muy en serio todo lo que se formaliza a su alrededor por lo cuantioso que su energica actividad representa y genera en orden de bienes recibidos para todo el conjunto de la sociedad.
Me refiero, claro está, a la singularidad nociva por la que se acometió un procedimiento, cual es la renovación de casi 40 cotos regionales de caza en nuestra Comunidad. Constaba por los responsables del ordenamiento cinegético asturiano que este hecho habría que afrontarlo durante el presente año. Se les había reclamado premura y consenso, diligencia y trato adecuado a un sector que tiene una importantísima presencia en la economía de nuestra región, que muestra con su actividad, un enorme dinamismo y es garante, de forma directa o inducida, en la sostenibilidad y creación de empleo. La incertidumbre se apodera del ánimo de los aficionados, ante la desidia y oídos sordos que la administración ha exhibido sobre este asunto. Parece que el tiempo y las formas empleadas no fueron las correctas. La impresión que se tiene es que ha habido una supuesta dejación de funciones (no se pueden entender de otra forma estas actitudes tan poco serias) que seguramente habrá de producir efectos perjudiciales en distintos ámbitos.
Sin entrar en materia sobre las normas redactadas (mis impresiones han quedado recogidas en sucesivos artículos de este blog), sí que es muy conveniente, según mi criterio, referirme a la confección de este proceso, lo que ha representado su período de instrucción y las directrices impuestas. Dejar que las cosas se enquisten, como así parece ha sucedido (alguien debería informar del porqué), por una negativa, perniciosa y más que evidente carencia de voluntad de servicio y profesionalidad en su actuación, es una falta de respeto a todo ciudadano contribuyente (entre los que nos encontramos los cazadores). Es posible que llegado el momento de la apertura de la veda, allá por el mes de setiembre (muy pronto) algunas sociedades se encuentren en plena fase concursal, situación esta que les inhabilitaría como regidores de terrenos objeto de acotado. Las soluciones a estos posibles desajustes administrativos, no pueden pasar vías decretos, con soluciones parciales o prorrogas temporales, sería ahondar más en la problemática. De ahí las consecuencias que se derivan de no haber actuado con la suficiente antelación. La consejería no ha estado en el sitio requerido, ni en el momento oportuno, y bien porque no quiso, haya podido o sabido; ha faltado eficacia en la acción y en las respuestas, estas han llegado a destiempo, con el plazo a punto cumplir,en algunas sociedades cumplido, producto de las precipitaciones y de la indolencia.
En cuanto a las formas, nuevamente, una vez más, los cazadores no hemos sido tenidos en cuenta. Ni tan siquiera preguntaron por nosotros. Se limitaron a poner encima de la mesa (fiel e imperturbable su estilo y código autista) del Consejo Regional de la Caza, aspectos de la nueva normativa que habrá de regir, sino se cambia de contenido antes, para la adjudicación de la gestión de un coto de caza. Nadie tiene la verdad absoluta, y menos quien tuvo el señalado protagonismo de su actuación. La Sra. Vice-Consejera, por mucho que haya hecho uso de la retorica, con adornos y floreados, en la exposición de su intenciones para la caza, la verdad es que sus manifestaciones carecen de credibilidad; es de dominio público su falta de conocimiento y diálogo sobre la realidad del campo cinegético; sus asesores parece que le vayan a la zaga, por intención, omisión o deriva conservacionista. Tienen la obligación, desde la consejería, de escuchar, oír, atender y consensuar en la medida de lo posible, a los cazadores y sus justas reivindicaciones. No lo han hecho. Mal nos irá a todos si persisten en su actitud. Al tiempo.