
CUADRILLA DE MANUEL LORENZO-ALTO DE LA MIRANDA-LLANERA, CON DOS JABALÍES ABATIDOS EN EL LOTE RUEDES DEL COTO DE LLANERA.
Estas cifras que
salen en los medios, a modo de
información general, son meras conjeturas, sin base cierta que las certifique; crean un
cierto tipo de incertidumbre..
Conviene reflexionar este dato y darle un sentido, en lo que
personalmente entiendo, como más ajustado a realidad. Al respecto conviene decir que este calculo
que el eminente biólogo D. Carlos Nores, según parece, experto en la faceta de calcular
la densidad jabalinera existente en Asturias, cifrándola en 50.000 ejemplares
de esta especie, sin que yo trate de corregirle, pudiera errar en esta apreciación. Lo digo con todo
respeto.
Me baso para hacer la observación, en datos estadísticos
oficiales, en cuanto a capturas de jabalíes censadas, que nos dan una cifra de
8.000 piezas abatidas, lo que resultaría, una vez finalizada la campaña un saldo jabalinero de 42.000 individuos, de los
cuales, una importantísima cantidad restante, la mayoría, serían hembras, adultas y jóvenes, muy a tener
en cuenta esta apreciación, pues de ello se desprende que, según resulte, variaría, en menor o mayor
cuantía, el nivel poblacional del año
siguiente; me refiero a la capacidad reproductora de las hembras de más edad,
hasta ocho rayones pueden gestar y dar a luz, dos veces al año, si las
condiciones se lo permiten a diferencia de las más jóvenes, menos capacitadas
biológicamente, dada su condición de primerizas, en esto de traer al mundo
nuevos vástagos, cuya aportación sería de tres o cuatro.
Por tanto si la densidad resultante de hembras dentro del
grupo de las 42 mil, en edad fértil, es alta, ello quiere decir que la
demografía de este cerdo salvaje crecería en gran escala a pesar de las
extracciones sufridas, puesto que las capturas llevadas a cabo no guardan la
debida incidencia involucionista que permita un retroceso sustancial de las piaras
constituidas. Muy por el contrario, para un aprovechamiento de 8 mil jabalíes,
sobre 50 mil, las consecuencias serían a mayores y de efectos altamente
perjudiciales para el sector rural. Exponencialmente crecería de una manera
desaforada, si tal y como se ha venido a decir por biólogos de suficiente currículo, muy reconocidos,
cuando afirman que el porcentaje de aumento anual se sitúa entre el 50 y el 150%
de la población total antes del nacimiento, con un promedio del 100% después de descontar
las consabidas perdida de los rayones, situada en un 40%.
En el orden que se ha dicho (8.000 de 50.000), lo único que
se conseguiría, de ser cierta la densidad que ha establecido Nores, el número
de jabalíes aumentara significativamente, actuando de efecto multiplicador
alcanzando tintes de plaga. Echen cuentas. Solamente 20.000 hembras, que bien
pudieran ser más, en situación de
procrear, pondría el listón de los recién nacidos, descontada mortandad
prematura y otras causas, quizás, alrededor de 100.000 nuevos inquilinos, esto
es algo estimativo, pues resulta hartamente complicado de definir, aunque sea
por aproximación. Recuerdese lo ocurrido recientemente en el Coto de Villaviciósa; dos años sin poder cazarlo, supuso un aumento sustancial de este suido..
Estaríamos hablando de una tasa de abate, cercana, si acaso, a los 25 y 30 mil individuos, sobre 50 mil,
que haría falta, para graduar la
sostenibilidad que los cazadores necesitan y les permita seguir ejerciendo su
caza, aunque esto sea una apreciación sujeta a
modificaciones, nunca a la baja, sino más bien cuantificando al alza.
25, 30 mil hembras, o más
–que son los efectivos que se supone han de ser fecundadas-, con bajas de sus proles, no
achacables a los cazadores, en un
territorio de 10.000 kilómetros cuadrados que es la extensión territorial de
Asturias, tendría unos efectos devastadores
en el medio rural, cuestión que no sucede, aunque si haya que reconocer serios
perjuicios para el campo. Todo ello, me hace pensar que los 50 mil del ala, no
es una verdad absoluta.
Por otro lado se debe de considerar – al paso de este tipo de
afirmaciones- la movilidad que el suido tiene, cuando de alimentarse trata. Su
instinto y olfato en pos de comida le hace recorrer, en horas nocturnas, hasta
el alba del nuevo día, grandes
distancias, que le hacen alejarse de su cubil, que nunca es el definitivo, a
pesar de haber colonizado asentamientos muy concretos, como son las zonas de
seguridad (terrenos específicos en donde no está autorizada la caza) que les
facilita un lugar en donde poder refugiarse sin peligro para su integridad
física y los suyos, al acecho de los cazadores. Su presencia en el transcurso de la noche se hace patente
en varios puntos de su localización, no
se limita a uno en concreto, salvo excepción, lo cual quiere decir que un grupo
de estos animales ha sido avistado en diferentes zonas lo que produce una
interpretación distorsionada de su población.
Con la actitud tan sumamente dinámica que muestra esta especie, difícil será, tan siquiera,
aproximarse al estado real cuantitativo de su composición numérica. No me
atrevo a dar una cantidad; mi intuición me dice que 50.000 ejemplares no
obedece a un criterio objetivo. La estimo, sin desmerecer otras opiniones, bastante
menor.
Si es que efectivamente los 50.000 suidos son los que
corresponden al momento actual y a resultas de este volumen solamente se
aprovechan 8.000, ello significa, que las posibilidades de crecimiento, a tenor de
lo expuesto, aumentarían considerablemente; podríamos pensar que no es suficiente restar efectivos en las
cantidad en que se hace. Por consiguiente habría por necesidad imperiosa que
aumentar la tasa de abate hasta extremos de tolerancia y afectación.
¿Dónde está el límite de capturas según población? Al respecto abundan teorías que no son
expuestas por el cazador de a pié, profundo observador de lo que acontece y
prudente; tienen su origen en versiones dispares de estudiosos del tema. Hay
quien dice que “en una situación de equilibrio conviene que el nivel de la población
se estabilice con un aprovechamiento del 100% del total estimado al final del
invierno, después de la caza. Si el aprovechamiento es inferior, aumenta la
densidad, y si es superior, la limita”
En fin, esto es lo que pienso y la opinión de este
escribiente que les traslado. Ustedes entienden también de esto, estoy seguro,
más y mejor que yo; hagan sus cábalas, si les apetece y vean, lo que en buena
lógica resulta.