En materia de daños que producen las especies cinegéticas
cuando irrumpen en nuestras vías de comunicación, los cazadores españoles nos encontrábamos deslocalizados,
desprotegidos, fuera de contexto en
relación con las normas legislativas reinantes en la Unión Europea hacia estos
supuestos
Un anacronismo insostenible, incoherente, sujeto a inseguridad jurídica que
por su propio peso tenía que caer. La lógica, una vez más, se ha impuesto a la irracionalidad.
Tenía que ser, no tenía otro recorrido, más que adaptarse el ordenamiento
legislativo vial al resto de los demás países
pertenecientes a la U.E. y así ha sucedido.
El nuevo proyecto de Ley de Seguridad Vial recoge medidas de
mejoras previstas en la normativa sobre accidentes de tráfico con especies
cinegéticas. Exime a los cazadores de la responsabilidad de tener que atender
los daños derivados de los sucesivos siniestros que este tipo de fauna produce,
excepción hecha cuando sean como
consecuencia de una acción directa de la acción de cazar.
Han sido muchos años de brega reivindicativa por todo el estamento
cinegético en torno a este asunto que debemos saludar como bien venido. Se
hacía insoportable para gestoras de
cotos sociales la atención debida a los
damnificados que han sufrido de estas
incidencias. Constreñía gravemente esta circunstancia el normal desenvolvimiento económico
de las sociedades de cazadores. Será un ahorro sustancial estar exentas para el
futuro de la contratación de pólizas de seguros de las características que se han venido soportando, enojosas en sus textos, dada su abusivo
oportunismo y elevada cuantía económica
impuesta por las aseguradoras.
Es de esperar no se demore la puesta en escena de La Ley de
Seguridad Vial, haya brevedad en pasar el trámite burocrático para su aprobación,
el texto es muy firme y parece se encuentra muy consensuado. Urge aliviar los
estados financieros de nuestras gestoras cinegéticas que con esta excepción
contractual afrontaran su futuro con mayores garantías.