¿Está por definir un proyecto de reordenación bien
consensuado que necesita modernizarse; de adaptación y fortalecimiento de sus
estructuras, que resulte de una nueva Ley de Asturias de la Caza, o, bien, por
el contrario, las líneas maestras de su composición y desarrollo constan
guardadas, sin intermediación de los primeros actores del cartel (cazadores), a buen
recaudo en organismos públicos competentes en espera de un oportunismo político
que le consienta ver la luz?
Resulta paradójico que el máximo representante de los
cazadores asturianos, el actual Sr. Presidente de la Federación Asturiana de
Caza, no haya ofrecido sensación de clarividencia, según mi criterio, en su
intervención reciente ante los medios, cuando se refería a que modelo de caza
para el futuro queremos los cazadores asturianos. ¡¡Pero hombre!! A estas
alturas… ¿estamos así todavía? Algo, a lo que parece descarga toda responsabilidad de pronunciarse
a las bases de la cinegética, cosa
insólita, si tenemos en cuenta que dada su condición y representatividad ejercida a partir desde su estatus ocupacional
federativo debiera estar comprometida y liderando en tono mayor los principales
aspectos de una casuística que nos atañe a todos y definirse con criterios objetivos realistas
en aras de intentar conseguir un objetivo común que resulte satisfactorio para
la venatoria corporativista asturiana.
De lo que se desprende cabe interpretar que este dirigente
federativo supuestamente pudiera
sentirse, sin razón alguna, evadiendo su compromiso, desvinculado de ofrecer una opinión
orientativa versada ¿quién sino, en primera instancia? sobre la coyuntura
presente y la supuesta necesidad de un relevo legislativo integrador y
participativo de otras alternativas. Que este responsable muestre tal capacidad
de inhibición sobre un asunto tan peliagudo, nos hace concebir el pensamiento de lo inoportuno de
su estancia en el cargo.
Quizás el sistema actual necesite de modificaciones; se
permita, por conveniente, dar entrada a otras opciones que en estos tiempos quepan
y no importunen en demasía a la sociabilidad característica de la que goza la caza en nuestra autonomía. De no ser
consecuentes en nuestro estado reivindicativo en la defensa de los intereses de
un sector, que intuyo claramente señalado, entraríamos los cazadores asturianos en un proceso
degradante, camino de restarnos oportunidades
El Sr. Presidente de la Federación Asturiana debería de haber
sido más explicito. Hubiera sido de desear que sus palabras transmitiesen
conceptos inequívocos provenientes de una defensa sin paliativos de un sistema
que ha venido funcionando en régimen de igualdad de oportunidades y al que
parece se pretende desactivar. Ha perdido una buena oportunidad de manifestarse
de forma concreta, con argumentos sólidos, de sus reacciones ante
inciertos acontecimientos legislativos
que se prevén serán instaurados en momentos oportunos, cuando convenga a la
clase dirigente, que pudiera afectar negativamente a la sostenibilidad de la
caza social en Asturias.