Se hace muy frecuente publicar el resultado de trabajos
realizados por personal cualificado sobre nuevos métodos de control de
población del jabalí. Uno de los más recurrentes, al que casi todos los
expertos, por supuesto, no practicantes de la caza, acuden a señalar como el más eficaz, consisten en la aplicación de vacunas
anticonceptivas a las hembras y otros métodos de esterilización en los machos.
La acción reguladora que pueda constituirse sobre este animal
salvaje por mediación de la actividad cinegética, queda impugnada en el
imaginario de sus promotores, por ahora, como elemento cualitativo y cuantitativo de
prestación, puesto que en ningún momento estos técnicos consideran, por susceptibilidad
hacia el sector, que tal posibilidad sea
la más adecuada. Niegan en definitiva que la caza sea un instrumento influyente
de gestión y ordenamiento y rechazan por norma,
debido a dogmatismos sectarios, cualquier solución estructural aportada
por la caza para este caso en concreto.
Cualquier cazador de oficio, con larga trayectoria en el
campo de la venatoria, sabe de las dificultades que estas propuestas gestadas
en laboratorios, son sinónimo de un éxito puntual y no continuo, a pequeña escala local, si tenemos en cuenta la altísima densidad de
este animal y su expansión hacia lugares recónditos, lo dificultoso que es abatirlo reglamentariamente en la fuerte
espesura que muestran nuestros montes, bastiones inexpugnables en que basan su
defensa y lo que podría representar el gravamen económico y de medios puestos a
disposición que habrían de ser permanentes, ante la posibilidad de repuntes
demográficos, puesto que la vacuna no llegará a todos, que a buen seguro tendrán continuidad en el
tiempo. El verdadero problema está en las declaradas Zonas de Seguridad; foco
principal de su crecimiento, áreas especificas que radian en las periferias de
las ciudades y otros lugares, que por sus características y peculiaridades
obligan a los responsables de la seguridad ciudadana a prohibir la caza en dichos terrenos.
Bien---, llegado el caso de que una importante y cuantiosa
esterilización sobre los machos de jabalíes, curse el efecto deseado y la caza
en España entre en periodo de suspensión de su actividad tal y como propugnan
estos científicos, con declarado perfil activista del ecologismo sectario, se debería centrar el debate de su conveniencia
en el que no podrá estar exento, sería obligado, el análisis profundo de lo que
pueda llegar a suponer las consecuencias a posteriori. Si los machos
esterilizados van quedando, cumpliendo años, haciéndose adultos (las
expectativas de vida de un jabalí, puede
contactarse entre los 15 y 20 años) adquiriendo por tal motivo envergadura en
cuanto a peso (llegando hasta los 200 kilos en los macho y las hembras los 100,
incluso alguno más) y el desarrollo de sus peligrosas y afiladas defensas ante
la imposición de no poder abatirlos, quiere decirse, que nos encontraríamos
ante una situación de difícil contenido y arreglo, de autentico peligro por sí
misma con transcendería sobre la ciudadanía. No será nada agradable,
resultaría hasta peligroso, convivir cercanos con ejemplares de este porte mostrando
su fuerza y agresividad. Es lo que resultaría de las vacunas anticonceptivas.
En definitiva, pongo en duda que estos empleos de material de
laboratorio sean la panacea que sirva para regular el jabalí que le lleve a
mostrar cifras de sostenibilidad
racional. No hay posibilidades; su costo sería elevadísimo, presentando serías
dificultades. Procrearan los que no hayan sido tratados por sistema artificial,
que serán muchos. Llegar a todos, se antoja, casi imposible. La caza es la autentica
herramienta de gestión que causaría efecto determinantes. Para reducirlos, tal
y como se pretende sería muy conveniente aumentar los días semanales de su
caza, con cupos de abate adaptados a según necesidades, allí donde la densidad
requiera ser intervenida.
Es lo que pienso de un asunto como este que, a buen seguro, no todo el mundo tendrá la
misma percepción sobre lo que he dejado constancia de mi opinión. Pero si estoy
seguro que con el procedimiento de las vacunas, escasos resultados obtendremos.
La caza es la solución. Pero la quieren prohibir cuatro indocumentados.
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