ES MUY NECESARIO DILUCIDAR CON EXACTITUD EN QUIEN RECAE LA RESPONSABILIDAD CIVIL POR LOS ACCIDENTES QUE PRODUCE LA IRRUPCION EN LAS CALZADAS DE ESPECIES CINEGETICAS.
Es una cuestión clave, delimitar el cómo y porqué de los siniestros que producen las especies de caza cuando irrumpen en los viales. Discernir aspectos que aseveren las responsabilidades contraídas de los diversos elementos de su composición, en el que la actividad venatoria, es uno de ellos, del que no tiene la exclusividad, pero sí parece, se le otorga la culpabilidad a fin de que el sector cinegético quede debidamente exonerado, en la medida que le corresponda, respecto a este tipo de accidentes.
La Ley de Tráfico y Seguridad Vial, ha sido, desde hace mucho tiempo, motivo de discordia entre sociedades, gestoras de caza y administración estatal en relación con los accidentes de tráfico que las especies de caza producen. Algunas esperanzas se habían puesto sobre la posibilidad de un cambio sustancial, en lo que afecta a la caza, que se pudiera dar en el contenido de esta normativa. El último intento, hace más de un año, había sido desestimado por una inmensa mayoría (95%) al no considerar conveniente los Sres. del Congreso de los Diputados, introducir modificaciones en el texto, curiosa y extrañamente aprobado en el Senado, referente a la Disposición Adicional Séptima, que establecía lo siguiente: “EN ACCIDENTES DE TRAFICO POR ATROPELLO DE ESPECIES CINEGETICAS, SERA CAUSA LEGAL QUE PERMITAN ATRIBUIR LA RESPONSABILIDAD AL CONDUCTOR DEL VEHICULO POR LOS DAÑOS PRODUCIDOS EN UN ACCIDENTE DE CIRCULACION, EL HECHO DE QUE SE LE PUEDA IMPUTAR UN INCUMPLIMIENTO A LAS NORMAS DE CIRCULACION QUE PUEDA SER CAUSA SUFICIENTE DE LOS DAÑOS OCASIONADOS”.
Indudablemente, casos de producirse la reforma solicitada, conllevaría un cambio sustancial en las primas de contratación de las aseguradoras en su relación con el asegurado, con otro tipo de condiciones, en que quedaría establecido los acuerdos tácitos (seguramente impuestos sin remisión al supuesto futuro beneficiario), entre ambos intervinientes. No interesa por lo tanto al conductor o titular del seguro, al verse obligado a tener que satisfacer un complemento económico por esta nueva protección, cuestión que se ha podido tener en cuenta, entre otras, en la emisión de los votos negativos. Sería adecuarse a un nuevo modelo que rige desde antiguo, a diferencia del nuestro, en países de nuestro entorno
Pero las cosas llegan más lejos, desde la poderosa ORGANIZACIÓN DE DEFENSA DE LOS AUTOMOVILISTAS EUROPEOS ASOCIADOS, que defiende a sus miembros en la adecuada protección de sus legítimos intereses económicos y sociales, se había procedido a la denuncia de estos posibles cambios por QUEBRANTAR EL PRINCIO DE PRESUNCION DE INOCENCIA, que viene reflejada en La Constitución Española.
No obstante todo ello, sin desanimarse (es mucho lo que está en juego para el cazador) se ha vuelto, una vez más a la “carga”; se había perdido una batalla importante, pero no la última y definitiva. Desde varios organismos que guardan relación con EL Patrimonio de la Naturaleza y la Biodiversidad, inclusive la propia Federación Española de Caza, por “vergüenza torera”, esta última, obligada a dar la cara, se ha retomado el asunto, con cierto aire de triunfalismo, pues parece, aseguran, ha sido todo un éxito para el colectivo cinegético (autobombo y propaganda que no falte, para mayor gloria y servicio de su Presidente), ha habido consenso en lo sustancial, es decir( transcribo literalmente el contenido de uno de los acuerdo al que han llegado): EL CAMBIO APROBADO SUPONE QUE LA RESPONSABILIDAD POR LOS DAÑOS OCASIONADOS POR LA IRRUPCION DE PIEZAS DE CAZA EN LAS CARRETERAS PASA A SER DEL CONDUCTOR DEL VEHICULO, ESTO ES, DE LAS ASEGURADORAS. Parece lo dan por hecho y no es así, verán: esta propuesta tiene que pasar, obligatoriamente por la “mesura y tacto” de los señores diputados, que desearíamos los cazadores fuese acogida favorablemente y aprobada convenientemente con arreglo a lo solicitado. Antecedentes de su negativa actitud, la de los congresistas, haberlos hay. Ya lo he dicho, solamente un 5% del hemiciclo votó a favor de otra similar propuesta, lo que no nos hace concebir esperanzas cara la futuro.
Desde el Gobierno del Estado que gustan tanto de converger con las directivas Europeas (no olvidemos las modificaciones del reglamento de armas) tienen aquí, con estas propuestas un “buen caldo de cultivo” para atender la demanda de un sector, que no es ajeno a la crisis económica global mundial, la vive de forma intensa también, debidamente afectado, y que solicita se confeccionen programas que equiparen, en orden a establecer responsabilidades civiles a quien corresponda en los accidentes de tráfico que producen las especies de caza cuando no sufren acoso de cazadores y perros y que tienen necesariamente que cruzar nuestras carreteras, como un signo lógico en el desarrollo de sus ciclos vitales, hábitos y costumbres.
Las negligencias que se produzcan por diversas causas, no achacables a la actividad cinegética, deben de asumirlas quienes son partícipes y por tanto corresponsables de las mismas.