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Tal y como
están las cosas de complicadas en Asturias en cuanto aritmética parlamentaria
se refiere, se debe de entender que una nueva Ley de Asturias para la Caza, no
verá la luz de su puesta en vigor en los tiempos en que se precisa. Por lo que
se intuye, no parece tenga intención en esta legislatura el Gobierno del Principado (y,
después, ya veremos el cómo y cuándo), órgano de quien depende únicamente la posibilidad de
meterse en un proceso de debate de dudosa conveniencia, augurio de resultados,
cuando menos inciertos para sus expectativas, al no contar en la cámara con los
apoyos necesarios que le permita sacar adelante la aprobación de la Ley que se
pretende.
Sin duda,
este es el motivo del retraso: esperar a que las circunstancias políticas
cambien. Se necesita consenso mayoritario, cuestión que está aún lejos de poder producirse, dada la
especial idiosincrasia de la que está compuesta la naturaleza de algún grupo
político con “poltrona” en el hemiciclo, abanderados de los anti-caza,
incrustados en las filas del ultra-conservacionismo, que exhiben y prestan a su
propia conveniencia la validez de sus votos, cuando de formar un ejecutivo se trata.
Es preciso
dejar constancia, que entre los grupos
parlamentarios, algunos hay, cada día más, que ya han mostrado su deseo de que
la caza deportiva sea una actividad del pasado. Lo cual quiere decir que harán
todo lo posible para abolirla. En este sentido, los anuncios son de seria
advertencia. La amenaza es permanente. Confirma esta actitud numerosas
declaraciones de sus representantes en los distintos medios de opinión
generalistas. No podemos olvidar que las organizaciones ecologistas crecen
exponencialmente en número de afiliados. Hoy forman un colectivo de amplia base
de seguidores que, a no tardar, harán valer sus intenciones retrogradas para
con la caza. Pronto, las organizaciones animalistas alcanzaran capacidad para
constituirse o integrarse en grupo político (en Las últimas elecciones
generales alcanzaron la cifra de más de -300.000 votos). Lo cual es muy
significativo, por peligroso para la cinegética.
En estas
reflexiones que me hago y traslado a los posibles lectores través de estas letras,
siempre desde las perspectivas de mi
criterio, a la vista de lo que viene
aconteciendo y creo percibir objetivamente, so pena de equivocarme, llego a la conclusión de que, para el cazador
asturiano, las condiciones que tendrá que observar en una futura nueva Ley de
Caza, serán de adaptación a una nueva normativa de uso más restringido. En la redacción
definitiva del articulado, tendrán máxima relevancia las propuestas de agentes externos.