"CHIVO" DE REBECO EN PICOS DE EUROPA-ASTURIAS
La casa social en Asturias, a tenor de lo que nos dicen, se
encuentra necesitada de mejorar sus recursos financieros. Actualmente mantener la
alta densidad que tienen las especies propias de su actividad y tutelar aquella
otra fauna silvestre clasificada como protegida con asentamiento en los
distintos cotos sociales que hay en el Principado gestionado bajo la responsabilidad
de las sociedades de caza asturianas, requiere en justa reciprocidad, que este
tipo de instituciones, sin ánimo de lucro, puedan acceder a dotarse de medidas
económicas complementarias en base a lograr un mayor nivel de ingresos que les
permitan obtener un mejor control, fomento y protección de este tipo fauna a su
cargo y, en respuesta de un ordenado aprovechamiento cinegético y caza
fotográfica, como fomento de riqueza.
Se está habilitando, cada día más, una corriente de visitas a
zonas de la naturaleza asturiana, caracterizadas
po la habitabilidad de una especia indígena como es el Oso Pardo --por quien
tienen predilección su avistamiento estos turistas visitadores, una vez salido
de su letargo invernal--, con un núcleo poblacional confinado especialmente en
las Reservas y un futuro prometedor por
el aumento considerable de este núcleo. No solamente suceden este tipo de cosas
con el plantígrado en cuestión, sino que también, en otros terrenos cinegéticos
de régimen especial (cotos sociales de caza) que no son las Reservas, muy bien
dotados por la Naturaleza para albergar una nutrida y variada riqueza faunística
sobre la que se ha venido ejerciendo por los arrendatarios del acotado
(sociedades locales de caza) un enorme trabajo sobre la ordenación y
mantenimiento de estos recursos.
Sobre esto último, nada sale gratis; todo ello, supone un
masivo empleo de fondos que a veces no alcanza para equilibrar las cuentas de
estas agrupaciones quienes son las encargadas de soportar el gasto y hacer
inversión con fondos de sus exiguos presupuestos. Es por eso que considero muy
apropiado se proceda a la aplicación de medidas correctoras que conlleven
acciones compensatorias hacia el sector. Hay que prevenir cara al futuro que ya
está aquí, que los cazadores no seamos
los únicos “paganinis” cuando en nuestros cotos se dé la circunstancia de que
un grupo de personas, movidos por los sectores de la hostelería y hotelería, acceden
a lugares estratégicos, con la sana
intención de ver animales salvajes seguramente con todo derecho, con la misión
de fotografiar la caza o ejercer avistamientos. Un “Tour Operator” por el que
han hecho un previo desembolso a los promotores de estos recorridos que les han
cobrado por prestarles este servicio, de cuyo efectivo nada ha sido revertido sobre
quienes han hecho todo la mayor de la inversión y corrido con el gasto.
Por eso, creo que no es “descabellado”; sería oportuno,
pensar que la caza, allí donde proceda y se den las circunstancias, haría bien
en poner un “punto” de atención en evaluar las posibilidades que ofrecen estos
recursos naturales sostenibles en el orden de si fuese factible promover la
aportación de un valor añadido a través del cobro de un peaje o tasa a la
industria que tramita visitas guiadas de personas hacia “miradores naturales” o
construidos con este propósito, en donde poder hacer fotografías o efectuar avistamientos
de animales salvajes en libertad, entre los que destacan, por su diversidad y
alta densidad, aquellos clasificados
como especies cinegéticas, los más fáciles de ver y dejar grabados en sus
retinas y en los objetivos de sus cámaras. Es cierto que será el Gobierno del
Principado el encargado de determinar la conveniencia, si procediese, de aplicar este sobre--coste.
No estaría de menos que las propias sociedades, aunque no
fuese este su cometido fundamental, ni el espíritu que promueve su actividad,
pero necesitadas de crecerse ante las dificultades, con la veda cerrada, fomentase
y acometiese la posibilidad de expedir permisos, mediante la donación o cobro
de una tasa, a quien esté interesado en ver en su hábitat natural, acompañado
por un celador profesional del Coto, conocedor del terreno y las costumbres de
los animales salvajes que se pretende observar y fotografiar. Es algo que, más
tarde o temprano, nos llegará. Por extraño que parezca, ya está sucediendo en
otros lugares. Las cosas no nos las pondrán fáciles para los cazadores.
Conviene ir previniendo
Asturias es pródiga en albergar una fecunda y productiva
riqueza patrimonial que suponen las especies cinegéticas y aquellas otras
clasificadas como protegidas debido a las extraordinarias condiciones de su orografía
(lo cual no significa que estén solamente por las circunstancias que concurren
por este mismo hecho; los cazadores de menor poder adquisitivo de esta
comunidad, tienen mucho que ver con la
consolidación de este patrimonio) Es por eso que, si esto es así, de una parte
de sus beneficiarios, la caza debiera de
recibir acciones compensatorias. En el equilibrio estaría la virtud.