
VISTA PARCIAL DE LA GRANJA CINEGÉTICA DE LA ASTUR
En materia
de caza, en Asturias es posible pensar que hay un antes y un después de la
desaparecida Sociedad Astur de Caza. En la línea de cazadores conservadores,
consiguió dicha Sociedad, en estrecha colaboración, primero con el Servicio
Nacional de Pesca Continental, Caza Y
Parques Nacionales más tarde con el I.C.O.N.A. un pequeño paraíso de la caza,
abundante en especies.
Es de
suponer que en algún lugar guardado a buen recaudo se encuentre la documentación que se refiere a la
actividad que durante muchos años ejerció la
Astur. No diré que todo, pero si a lo más concerniente desde su fusión
con el Club de Caza (momentos de sus inicios, allá por el año 1950) de forma
especial referido a las actas de su fundación y otras; también aquello que se deriva de la puesta en marcha de los
cotos sociales, que gestionó de forma única en Asturias; normas y reglamento de
régimen interior, campañas cinegéticas y resultados de las mismas,
correspondencia, contratos con Ayuntamientos, ficheros, repoblaciones, creación y
desarrollo de sus granjas cinegéticas, sitas en Los Polvorines (El Berron-Siero)
y La Granda (Hevia-Siero).
La
importancia de estos “papeles” por su extraordinario contenido histórico-cívico
en materia cinegética, sobre la fauna objeto de su actividad y aquella otra
clasificada como protegida, que a todo
contribuyo a sostener y fomentar la Astur, no debiera ser patrimonio exclusivo
de particulares, si es que lo ha sido, o lo está siendo. Somos muchos los que desconocemos su paradero; si es que existe aún. Tengamos en cuenta que esta asociación de
cazadores asturianos, llegó a tener, en su mejor época de reconocimiento, la
que le dio brillo y esplendor, no solo en España, sino que también en el continente
europeo, clasificada entre las mejores,
la “insólita” cifra, para aquel entonces, los años 60 y 70 del pasado
siglo, de más de 16.000 asociados, todos ellos residentes en Asturias.
El legado real
efectivo de sus primeros treinta años (debemos
de situarlo hasta principios de los 80 del siglo XX; después, en manos de otras personas, fue otra
cosa, por desgracia, bien distinta), es de excepcional valía para mejor comprender
y saber los inicios de cómo se configuró la caza social de nuestra región. En él queda
reflejado, el singular procedimiento de aquellos entusiastas emprendedores de entender
las cosas en materia medioambiental; de la recuperación de fauna autóctona, de
la reintroducción de especies cinegéticas en hábitats de los cuales habían
desaparecido, de su gestión y ordenamiento.
Es un hecho cierto y demostrable que la
tipología ideológica de la Astur fue claramente social. Difícil de sostener y
trabajar en aquel tiempo con esta posición. Alguno de sus más significados
directivos sufrió amenazas de toda índole y apertura de expedientes de
denuncias por su dedicación y entrega a esta causa. Contribuyó la Astur a crear un ambiente propicio para que el
cazador de recursos económicos modestos pudiese practicar la caza en sus
terrenos de gestión y ordenamiento en igualdad de condiciones. No hubo
franquicia especial para los poderosos y sus arrimados.
Toda esta
concentración de documentos, por lo excepcional comprensión de su valor histórico
(no se conocía en Europa otra asociación de cazadores de estas características y
eficacia), se hace necesario sostenerlo y mantenerlo en un lugar público, bien
custodiado, a disposición de analistas y personas que pretendan documentarse, o, bien, por simple curiosidad. Harían bien nuestros gobernantes buscar la huella de su destino actual, lugar
en que pudiera estar depositado, e iniciar los trámites necesarios con la finalidad de
incorporar este material pedagógico al Archivo Provincial Histórico de Asturias, que es
donde le corresponde, por derecho, estar.
Al respecto
se están dando los primeros pasos (la formación de un grupo-comisión de
cazadores, socios en su día de la Astur, que indagaran; interesados en no perder nada del testimonio de su fundación y desarrollo, de lo que supuso ser la riqueza faunistica natural
asturiana en aquella época, generada y sostenida principalmente por la
excepcional gestión en sus primeros treinta años, de
la eminente entidad deportiva de nuestra comunidad.