SOBRE LAS NUEVAS NORMAS PARA LA ADJUDICACION DE COTOS

No han terminado los ecos tenidos sobre el proyecto de modificación del reglamento de armas, parece que felizmente abandonado por la administración estatal, cuando los cazadores, en este caso los Asturianos, ya estamos otra vez en “danza”, por obra y gracia de otro procedimiento que la Consejería del ramo quiere establecer. Estaba cantado; era un tema esperado, nada bueno se auguraba. Es una “vuelta de tuerca” más en ese propósito de cercar, lenta pero sin pausa la actividad venatoria social en nuestra comunidad. En este mismo blog se ha comentado que cualquier iniciativa que se adoptara por el Principado en materia cinegética, habría de tener consecuencias negativas para los cazadores y sus órganos de gestión, en este caso la Sociedades de cazadores locales-

Que el Consejo Regional de la Caza, es un mero trámite para la Consejería, al que no guarda el más mínimo respeto ni le presta atención es un hecho cierto. La Sra. Vice-consejera se ha plantado en sus trece, con nuevas medidas que ha tenido a bien informar y sucesivamente imponer a la “trágala” (esto es lo que hay; si lo queréis bien y sino también) a este órgano consultivo, con el decidido propósito de llevar a cabo mediante decretos, una restructuración en el orden y en las formas que han de modificar sustancialmente el actual artículo 28 del Reglamento de la Ley de Caza de Asturias, (también este blog ha hecho referencia a que se diese esta posibilidad) referido a las condiciones que han de regir en los concursos públicos para la adjudicación de la gestión de un coto regional de caza en nuestra Comunidad. Es decir, nada nuevo bajo el sol, personalmente no me ha cogido de sorpresa, (parece que algún ilustre, llamado representante de los aficionados a la caza, le ha pillado a contrapié; estaría en “babia” o vaya Vd. a saber). Como suele ser habitual en estos casos, las decisiones sobre estas reformas se han hecho de espaldas a los cazadores, no se ha contado con nosotros absolutamente, prueba inequívoca de la estima en que nos tienen nuestros regidores del ordenamiento cinegético y sus Jefes superiores, o lo que es lo mismo, los políticos de turno. A tales efectos convendrá decir que nos reducen espacios (una supuesta vieja aspiración hecha realidad del actual Director General de la Biodiversidad) con la obligada creación de áreas protegidas, denominadas reservas dentro de nuestros cotos que nos restringirá movilidad en la acción de cazar. Primarán aspectos onerosos para la economía de estas sociedades, como puede ser la contratación de un técnico de caza (ya veremos cuáles serían sus funciones, su costo y rentabilidad), se antepondrán la creación de puestos complementarios de personal de guardería. En cuanto a la reducción del número de hectáreas necesarias por guarda, se establece en 8.000 en vez de las 6000 que regían en la actualidad, desechando la propuesta de los cazadores de 12.000. Esta regulación encubierta de empleo, muy solicitada por responsables de cotos regionales, debe de hacerse allí donde sea necesario, dando prioridad, no a la extensión territorial, sino a la densidad y diversidad de especies que tienen su hábitat en estos terrenos de caza de aprovechamiento especial- No sería de recibo que en estas zonas de características y peculiaridades tan sensibles, necesitadas de una continua vigilancia, sufriesen una regresión de estas condiciones por mantener equilibrados presupuestos. La seguridad de nuestros cotos requiere por si misma atenciones especiales; ello supone tener personal de guardería, erradicar esta posibilidad sería hacernos un flaco favor a nosotros mismos.