¿Se
debe de considerar la prudencia y ser cautos los cazadores en la
exposición de imágenes de escenas de caza, por muy normales que
estas sean y estén adaptadas a derecho legislativo?. En ocasiones
son divulgadas en la Red grabaciones de supuestos pasajes de caza con
quien indebidamente relacionan con este sector, que a buen seguro
hieren sensibilidades pero que nada tienen que ver con el buen
ejercicio de la caza deportiva. tradicional
Es
evidente que un comportamiento irregular dentro del campo de la
cinegética que pudiera ser objeto de recriminación, es aprovechado
de forma oportunista y con la mayor brevedad por grupos
ultras-animalistas y del ecologismo sectario, así como algún
significado (a) político(a) por sus argumentos contrarios a la caza,
a la que prefiere prohibida, atentos siempre a estas practicas para
airearlas de forma exagerada a su conveniencia, desplegando todo tipo
de ataques dialécticos en el que no faltan nunca amenazas verbales y
físicas contra toda aquella persona que practique el ejercicio de la
caza.
La
conducta censurable e incluso punible que puedan suponer los actos
de naturaleza despreciable que producen algunos elementos que por
desgracia están incrustados en la caza, por ahora campando a sus
anchas, son motivo de grotescas grabaciones y sus tomas difundidas
sin reparos en distintos medios de comunicación y de opinión, en
muchos casos afines a quienes contrarían a la cinegética, cobrando
más valor perjudicial cuando son subidos a la Red, para hacerse
virales con celeridad.
Son
numerosos los videos circulando por diversas pantallas que por la
naturaleza irresponsable de algunos de sus contenidos nos abochornan
a los cazadores. Ello, sin duda, ha contribuido penosamente al
crecimiento de una corriente en el pensamiento ciudadano que ha
servido para posicionarse activamente frente al gremio cazador y
todo lo relacionado con el, que ven en estos indignos comportamientos
una repugnante practica asociada a la caza. Estos videos ya han sido
censurados y denunciados públicamente de forma explicita y
contundente en distintos medios temáticos y generalistas, desde casi
todo el mundo de la venatoria, prueba contundente que las
organizaciones del sector no transigen, de ninguna manera, con este
tipo de comportamientos.
Las
sociedades de cazadores, debieran hacer valer la fuerza de sus
estatutos y las normas de régimen interior, reservándose a tales
efectos, cuando sea oportuno y necesario, la aplicación en todos sus
términos del derecho de admisión y de expulsión. Cualquier indicio
de sospecha que pueda haber sobre alguien con antecedentes de un
oscuro pasado de las características señaladas, no debe de tener
cabida en el seno de las organizaciones cinegeticas, haciendo todo lo
posible por que quede fuera de nuestro contexto.