
Los
cazadores asturianos en clara indignación, nos encontramos
asistiendo con estupor en estos días a la concreción e implantación
del desafuero que suponer sustituir los mecanismos de capturas de
jabalíes por el método tradicional que la caza ejerce, por otro
basado en la contratación de personal, supuestamente
profesionalizado??, que serán los encargados de regular la oportuna
presencia activa de este animal en terrenos del Vertedero Central de
Asturias, excluyendo a la caza de prestar este servicio a la
Comunidad.
El
Principado, con argumentos nada convincentes alcanza con una medida
que ha levantado polvareda en el sector de la cinegetica asturiana,
por su significado, el culmen del despropósito abdicando de otorgar
carácter de primacía a los cazadores de aquí, para que estos
puedan ejercer el debido control de esta especie en los terrenos
señalados, tal y como les corresponde por derecho y oficio. Desde la
Consejería, como argumento central, se manifiesta la peligrosidad
que sería desarrollar batidas a esta especie en zona con una elevada
tasa de gases inflamatorios objeto de una posible deflagración por
la detonación de un arma de fuego.
Evidentemente
esto es algo que se contradice puesto que el sistema a emplear
requerirá de forma obligada del uso de balística metálica
accionada mediante pólvora independientemente de quienes sean sus
usuarios. Es una disculpa inverosímil, cara a justificarse ante la
opinión pública, sobre todo, si se tiene en cuenta que la caza
ofrece modalidades distintas a las batidas, desde donde su puede ser
efectivo, sin necesidad de emplear para el acoso y captura de este
animal, la técnica de perros y monteros. El Aguardo o la Espera,
son las alternativas capaces por si mismas de dar cumplida respuesta
a estas necesidades, siendo sus características mucho mas sencillas
de ejercer que el ruido que hacen las monterías.
Desde
la Jefatura de Caza de la Consejería, se ha hablado del
desconocimiento que el mundo de la caza tiene sobre los
condicionantes que la especial formación de los terrenos del
Vertedero pudieran atesorar en el subsuelo que lo conforma. Parece
que se quiere transmitir la idea de que los cazadores, pudiéramos
comportarnos como unos irresponsables a las que ciertas medidas
precautorias nos tendrían sin cuidado. Lo que si está claro es que
cualquier indocumentado en relación con la caza, puede ostentar un
cargo de responsabilidad en la gestión y ordenamiento cinegetico de
la Administración y decir este tipo de incongruencias.
En
relación con esta iniciativa proyectada tan funesta, pudiéramos
considerar sea la antesala de otras muchas que se prevén pudieran
ser objeto de continuidad en el futuro que tengan como referencia
degradar la caza y su buen ejercicio, con la finalidad puesta en
llegar a prohibirla. Es algo a lo que aspiran sin renunciar
ideologías populistas que comparten sillones en virtud de sus
intereses. Algo que por su naturaleza perjudicial debemos procurar
los aficionados a la caza en su conjunto con todos los medios legales
a nuestro alcance no se produzca.
Estamos
ante un desafío a la caza social, preámbulo de actuaciones más
concretas, dirigidas a una supuesta intervención o cambio de rumbo
en la gestión y aprovechamiento de las especies propias de nuestra
actividad como cazadores. Posiblemente sea una “prueba de fuego”
a resultas de nuestra respuesta, para obrar en consecuencia. Falta
unión entre los cazadores en torno a un “frente común” de
nuestra defensa en operaciones reivindicativas. Todo es motivo de
discrepancias, y, ello, es causa de la división que se viene
padeciendo entre Asociaciones, Fadovisa y Federación. Tres elementos
capitales que deberían coordinarse para actuar en consonancia ante
lo que se supone pueda suceder. Con una caza fuerte y unida en torno
a un liderazgo, arropado, con capacidad para ser oído y escuchado,
no se hubiesen atrevido, o cuando menos hubiesen consultado.