En todo este celebérrimo asunto de la tan traída y llevada
reforma del reglamento de la actual Ley de Asturias de la Caza (en suspenso, su
aprobación y puesta en vigor), algunas cosas
de las que se mencionan no encajan, según mi entender, puesto que me
parece quedan al descubierto aspectos claramente no definidos con la suficiente
y necesaria precisión en los trámites de
elaboración para una redacción definitiva de la nueva norma que se pretende
implantar.
No me referiré en esta ocasión a las novedades habidas en
el texto prelegislativo objeto de
atención (demasiado farragoso su lectura; tiempo habrá, cuando se apruebe, si
es que verá la luz en estas condiciones, o, en otras, para poder desgranarlo
con criterios que deben de ser objetivos); sin embargo sí me circunscribo a la
palabra CONSENSO; eje fundamental del que dicen ha girado todo el “meollo de la
cuestión, recogido y exhibido por
Fadovisa referido al sentir de sus bases como un hecho importante acaecido en
el sector cinegético asturiano que ha permitido pactar las diligencias previas
de modificación del precitado reglamento. Una circunstancia que según la
entidad administrativa que dice gestionar…? una parte importante de los terrenos cinegéticos existentes en la
actualidad en Asturias, declarados de régimen y aprovechamiento especial,
versión cotos de caza sociales, ha sido determinante en esta obra de reciclaje.
Ha “vuela pluma” y sin
extenderme, he decir que tengo la sensación, de que el consorcio que cito, supuestamente
por delegación encubierta, ha tenido mucho que ver -al unísono y en plena
armonía con el órgano rector de la cinegética asturiana-, teniendo un papel destacado,
en la gestación, presentación y entrega
de la nueva versión del reglamento. El interés mostrado por la mencionada
oficina burócrata y las presiones ejercidas por sus dirigentes desde distintos
medios para que la consejería acceda a las peticiones de reconocimiento y
permita su implantación, lo delata. Amen, de otras posibles razones.
El nuevo Reglamento, una vez reformado, no obstante pendiente
su aprobación, que en primera instancia había de regular la Ley de Asturias de
la Caza, es evidente que a tenor de lo sucedido, no ha resultado lo que se
requiere; no tuvo el suficiente consenso, de lo que se deduce que, este primer
intento de actualizar la norma, ha
resultado fallido. En un error de cálculo mayúsculo de los patrocinadores del
evento (Fadovisa que se posiciona moviendo el tema, tras un aparente liderazgo reformista e
innovador, pudiera ser la clave) puesto que debemos entender, a tenor de las
discrepancias surgidas, les ha faltado; no han querido, o, no han sabido,
conceder aplicación en la estrategia para el preceptivo entendimiento sobre un
ajuste fino con los intereses sectoriales entroncados con la caza.
Dos importantes y cualificadas instituciones del ámbito de la
cinegética, como son la Federación Asturiana de Caza y el Consejo Regional de
la Caza, no han dado su visto bueno a las novedades que se pretenden incluir,
lo cual quiere decir que, de consenso, nada de nada. Resulta extraño que el sector cinegético
asturiano, representado en la asamblea
anual plebiscitaria de la Federación, a
través de su voto emitido, haya desestimado todo atisbo de reforma en las
condiciones redactadas, de las cuales Fadovisa pudiera ser su único valedor. Eso quiere decir, ni más,
ni menos, que existe una fuerte disparidad de criterios en el conjunto de la
venatoria asturiana sobre algo tan sumamente preciso, como son las reformas en
las leyes que la rigen
En cuanto al Consejo Regional de la Caza, los miembros de su
composición, representantes de varias instituciones, era obvio que si no había adaptación del
texto legislativo a los ingredientes de
mejora como fortalecimiento de los sectores productivos que personifican, sería
el punto de inflexión por el cual, desde el mundo rural y ecologismo, los más
reacios a estos cambios, por lo que de perjudicial les puede suponer a
unos, en cuanto a su economía, según
afirman sus portavoces sindicales, y a
otros en la defensa de sus postulados conservacionistas, quienes
reivindicarían, como así ha sucedido, la retirada del proyecto de reforma del Reglamento que se
cita.
Ante las intolerancias sectoriales surgidas, que pudieran
devenir en la creación de un serio conflicto por mor de las peculiaridades de
esta norma, Agro-ganadería y Recursos Naturales del Principado -decisiva su
autoridad en este complejo y enredado asunto-, es posible pensar que desde la
responsabilidad que le atañe, haya optado por lo que más le conviene en aras de
evitar problemas : dejar en suspenso el proceso, sin pronunciamientos; quizás en
espera de mejores tiempos, aguardando o dando cabida a que el proceso se reconduzca y transite por
vías convergentes hacia un destino aceptado
de común acuerdo por todos. Difícil cometido,
sin duda.
En este intento reformador de las estructuras sociales de la
caza en Asturias, Fadovisa se ha quedado
sola. Sus propuestas de cambios en lo
que estiman como mejoras para el sector, no le han sido aceptadas por distintos
gremios e instituciones. La Consejería, desde el inicio del proceso, posiblemente
haya ha sido su principal valedor; un aliado que parecía fiel y que no la ha
sido tanto, si tenemos en cuenta que no secundó sus pasos en el tramo final.
,
.