
I .Se
quejaba y denunciaba publicamente en féchas atras una mujer afiliada
o seguidora del gremio animalista, de haber sido vejada, incluso
amenazada por un cazador, al que supuestamente con anterioridad le
había hecho reproches por ejercer esa actividad. Ha tenido
repercusión este suceso, gracias a esa potente plataforma mediática
que son los muchos medios de difusión afines, dada su aparente
connivencia con el movimiento totalitario que lidera la persecución
de la caza. Desde una organización de referencia a la defensa de
los animales, procederán a denunciar, si es que no lo hicieron ya,
al supuesto autor material del maltrato verbal y amenazas a la
denunciante.
Ante
una situación de estas caracteristicas, que decir tendremos los
cazadores cuando sufrimos de continuo la esquizofrenia que padecen
algunos de estos insultadores radicales del ecologismo sectario,
cuando de sus fobias a la caza se trata, nos lanzan improperios
vergonzosos y acusaciones que bien pudiera ser consideras como delito
flagrante. Habra que tomar ejemplo y actuar en consecuencia, y, para
ello, nada mejor que acudir a los tribunales de justicia, cuando nos
insulten y amenacen, en busca de lograr abrir diligencias que
sirvan como mejor reparación moral y material.
Desde
hace tiempo se ha podido constatar que el animalismo facistoide de
condición procaz, ha tomado la iniciativa de agrandar la tendencia a
personarse antes, durante y después del desarrollo de las cacerías,
con el unico objeto de boicotear en lo posible ejercer una actividad
legal, reconocida en todo el orden planetario. No les es posible
hacerlo, por razones obvias, pero si les queda el recurso de lanzar
gravisimos insultos y amenazas a los componentes de la partida de
caza. Por suerte, los cazadores españoles, tenemos suficientemente
aprendida la lección para no entrar al trapo ante este tipo de
ultrajes con el que solo buscan, más que otra cosa, publicitarse,
hacerse los vistos, ganar la confianza de sus jefes de fila, con el
propósito de incluirse en algun puesto que les permita cobrar un
sueldo y los libere de trabajar. Por altruismo no lo hacen.
Se
encuentra rabioso el animalismo ante la imposibilidad de que su vieja
asspiracion de ver prohibida la caza se cumpla. No lo verán nunca.
Es mucho lo que perdería la industria española en su conjunto. No
habra de facto ningún gobierno español que se
aventure
a pronunciar tal sentencia. De la Ley Animalista, el Ejecutivo ya ha
dado marcha atrás en algunas cuestiones, temeroso, es de suponer, no
solo de las gravisimas consecuencias económicas y para el empleo que
tendría pronunciar el jaque mate a la caza, sino que también en la
captación de votos en unos futuros comicios electores. Y, es que la
caza genera mucha riqueza, además de ser un socio perfecto, lleno de
responsabilidad y pleno de capacidad, como ningún otro, cuando
gestiona y ordena ´la sostenibilidad de todo tipo de fauna silve