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El
Apartheid fue un “conjunto de leyes que establecían un sistema
desigual y discriminatorio”. De igual manera, salvando las
distancias, debemos situar la pérdida en el orden moral, porque no
hay leyes que lo impidan, la aparente actitud de los diferentes
medios de comunicación y opinión generalistas españoles
acreditados hostiles a la caza deportiva y tradicional. No obstante,
hay excepciones, muy pocas, pero haberlas hay.
Es
evidente que los cazadores españoles estamos sufriendo una clara
desigualdad en el trato informativo y de opinión de las cadenas
periodísticas, donde el favoritismo juega un papel importante al
alinearse abiertamente en claro favor de los postulados animalistas y
ecologistas, sectores que han hecho de su lucha contra la caza una
vía de su hecho motivado, que encuentra refrendo a su pensamiento en
el alineamiento hacia ellos de ciertos editoriales.
Es
muy difícil, por no decir inverosímil, leer, escuchar, en los
medios generalistas españoles (prensa, radio y televisión),
referencias relacionadas con lo que representa y concede a la
sociedad en su conjunto el buen ejercicio de la actividad cinegética.
No solamente esto, sino que también normalmente se cierne sobre ella
un manto de silencio que resulta incomprensible, o bien se permite a
individuos detractores de nuestra actividad explayarse en algunas de
sus programaciones a plena complacencia de sus malévolas intenciones,
sin opción a réplica por parte de los cazadores, cuestión que hace
llegar a la ciudadanía una visión distorsionada de la realidad
objetiva que supone el mundo venatorio. Y es que, hablar de la caza.,
incluso despreciarla, está de moda.
Para
que esta situación se haya producido, debemos considerar que desde
la caza, instituciones y organizaciones, sus representantes oficiales,
aquellos a quienes los cazadores les hemos otorgado nuestra confianza
para guiar nuestros pasos y constituirse en agentes de nuestras
reivindicaciones, es evidente que han obviado sistemáticamente, por
acción u omisión, la posibilidad de trabajar la opción de
promocionar entre la sociedad española las grandes virtudes y
valores que la caza deportiva tiene y viene demostrando. Estos
responsables, muy posiblemente, no han sabido, querido estar. De
haber estado, seguramente las cosas hubiesen sido distintas. De todas
las formas, como quiera que haya sido, es imprescindible a día de
hoy, tal y como están las cosas de malas, en relación a la caza,
ganar espacios en las sucesivas programaciones de estos medios, donde
transmitir el mensaje de los grandes valores que la caza tiene.
Llegaríamos tarde. El daño ya está hecho. Repararlo costará un
mundo..