Reserva Regional de Caza de Mampodre -Leon. (Fot- de E.Bros)
Con esta gracia se creara una situación de facto dotada de un marchamo que se presume elitista, en orden a un destino en clara sintonía con las leyes de la libre competencia en el mercado cinegético, con lo cual quiere decirse que la caza, su estado participativo y de aprovechamiento en lo que refiere a la meseta castellano- norteña de nuestro país, se inicia en su desarrollo en los viejos fueros por donde solía transitar la privatización de la caza,
La caza en las numerosas Reservas de Caza de la vecina comunidad autónoma de Castilla León cambia el rumbo de su cometido, abandona el vetusto statu quo que ostentaba, de gestor único y máximo responsable, cediendo su patrocinio y acción recaudadora a las juntas de propietarios de terrenos enclavados dentro de los límites de las reservas, haciéndoles futuros receptores, en toda su cuantía, de los posibles bienes materiales que la comercialización de la caza les permita adquirir a través de los correspondientes concursos públicos de subastas, sistema de proyectada intencionalidad en la captación de riqueza.
Con esta renuncia efectuada por la administración castellana de las Reservas de Caza ante la falta de recursos económicos de que hacen gala y certifican desde la Consejería del Medio Ambiente, se cierra un capítulo vertebrador en la historia reciente de estas emblemáticas Reservas. Indudablemente supone una gran pérdida para el cazador asturiano de bolsillo medio, dada su proximidad y accesibilidad a estos terrenos cinegéticos tan especiales. Se instaura una franquicia de características y peculiaridades distintas a las habidas, motivado por los problemas de estabilidad financiera interna (el modelo actual se hacía insostenible, según portavoces de la Junta C. y León) y la decantación en la defensa de intereses estratégicos alternativos intrínsecamente a la práctica cinegética de naturaleza tangible, como pueden ser el fomento del turismo fotográfico, la Berrea y venta de carne de caza, así como otras actividades relacionadas con el ocio y el tiempo libre.
Las subastas de piezas de caza en municipios de Castilla-León, será la imposición de un nuevo orden establecido, lo que puede suponer la implantación de un espíritu contrario al que antaño regía, caracterizado el primitivo de una tipología de perfil seudo-social. Es un hecho cierto que, desde siempre, estos concursos públicos eran el referente que marcaban la diferencia entre lo público y lo privado, más proclive este último, a grabar serias diferencias de exagerado tono alcistas en la debida relación calidad precio del bien adquirido.
A estos desarreglos ha contribuido negativamente, de forma decidida y trascendente, un sector de la sociedad de alto nivel adquisitivo, en muchos casos advenedizos a la caza, sin afición a este arte, recién llegados en edad tardía, enriquecidos con brevedad alrededor del “ladrillo”, donde supuestamente el dinero negro fluía con generosidad, que han sido los causantes de los disparatados precios que se daban, para regocijo de los Ayuntamientos perceptores..
El impacto de la crisis hará retraer personal de forma significativa a estas convocatorias. Se dan señales inequívocas de abandono. A mi correo electrónico llega abundante publicidad con ofertas variopintas, caracterizadas de autenticas rebajas motivado por la falta de demanda. Algo impensable no hace mucho tiempo. Muchas piezas quedaran desiertas de ser subastadas, los ayuntamientos no cumplirán todos los objetivos de venta programados. Seguro que los trofeos de rango superior no serán excluidos de ser colocados al mejor postor, serán la excepción, pues hay un nivel privilegiado en la sociedad que todavía lo puede sostener; quedarán posiblemente sin dar salida, los representativos, aquellos otros deformes en su morfología o de entidad menor y también los descastes de hembras, al que tendrán acceso un extracto económico y social de más bajo perfil. Pero, para esto, que no merece la pena no hay dinero disponible, lo que queda, si alguien lo tiene aún, demanda la atención de otras prioridades.
La caza en Castilla y León, definitivamente, en estos tiempos que corren, será solo para los ricos. Esperemos que la ola expansiva no se deslice y penetre en el ordenamiento y gestión cinegética de Asturias. En este aspecto, no tengo demasiadas esperanzas puestas. Al tiempo.