Son factores antagónicos. De siempre se ha
dicho que cuando la política entra en el deporte, este sufrirá de perjudiciales consecuencias. Ejemplos, haberlos, hay. El recién nombrado Presidente
de la Federación Española de Caza, que, según asegura, ha venido a trabajar
honestamente en pro del sector, ha
conseguido en este breve tiempo que lleva de su mandato, lo que parecía
imposible: unir, mediante consenso unificado (al parecer, no ha habido
fisuras), a todos los estamentos federativos de caza que constan en todo el
territorio español (17 Federaciones Regionales de Caza) en base a la
realización de futuros proyectos comunes
que tengan como principal finalidad poner a la Federación en la órbita de la
eficacia.
Evidentemente la Federación Española de Caza,
cuando habla, debiera hacerlo únicamente en orden a la capacidad que le otorgan
sus afiliados que participan en competiciones que no son, ni con mucho, el
total de las licencias de caza expedidas en España. El federado de a pie, aquel
que solamente atiende al pago de la cuota federativa anual no se le otorga representatividad, carece de
este requisito; es un “convidado de piedra”, que tiene anulada su
capacidad participativa en los sucesivos procesos electorales que atañen a la
Federación y sus filiales autonómicas.
A
diferencia de antaño, tiene la FEC competencia lícita en la oferta de productos.
En gran medida, ha dejado de ser una referencia para el cazador que ha
encontrado acomodo en otras organizaciones que han puesto a su servicio la posibilidad de reducir gastos en lo
referido a proveerse de algunos documentos necesarios para cazar (seguros,
licencias de emisoras e importantes rebajas en los precios de piensos para perros y, alguna prestación más etc.) con un
descuento importante.
La FEC Ha
sufrido de una pérdida gradual muy significativa en sus efectivos de base. Las razones de este abandono que su pueden
achacar son múltiples y variadas. Aparte
la crisis económica que hemos padecido y que aún colea ha Luego hay otras. La pérdida de confianza en
los administradores de la Federación. Los líos entre la nacional y las
regionales que les ha llevado a fuertes enfrentamientos y a una ruptura entre
ellas, con bandos dispares. Incomprensiblemente una RFAC, supuestamente, con graves dificultades para sostener su
estado económico que nos hace preguntar cómo ha sido posible llegar a esa
situación, cuando sus ingresos habían sido cuantiosos. Una vez más, parece que no hay respuesta. La Federación supuestamente con graves problemas para
financiarse, y, aquí, no ha pasado nada.
Seguramente
sean dos organizaciones, RFEC (Real
Federación Española de Caza) y UNAC, (Unión Nacional de Asociaciones de Caza) los
que ostenten en conjunto la mayor representatividad en el sector cinegético.
Debiera unirles afinidad en base a la realización de proyectos estratégicos que
redunden en beneficio de la cinegética española. Pero no es así. Recientemente
se ha visto que existen diferencias sustanciales en cuanto al entendimiento
para elaborar una estrategia en clara
respuesta a un intervencionismo regulador de los poderes públicos a los ataques
sistemáticos del mundo anti-caza con el emprendimiento de acciones jurídicas,
en defensa del sector de la venatoria, , hasta donde sea posible.
Algunas
iniciativas que se están llevando a cabo a nivel nacional entre la federación
y representantes de otros sectores
(pesca, mundo rural a través de organizaciones campesinas etc.), se excluyen
por su propia voluntad. La UNAC, que había sido llamada a participar en estas
reuniones, posiblemente bajo
determinadas condiciones, ha hecho público su alejamiento de estas maniobras,
su no participación en las mismas, por
considerar que su finalidad contienen un trasfondo político diferente a la caza
social y al margen del deporte.
Como es
fácil deducir, el antagonismo del que
les hablo, toma verdadera carta de naturaleza en estos movimientos reivindicadores
posicionándose ambos perfiles en sentido
dispar. Cuando se dice que en la caza no hay unión, se debe subrayar el
distanciamiento de dos organizaciones que pudiera ser claves para la
recuperación crediticia ante la ciudadanía de la importancia que la caza tiene
para el conjunto de la sociedad. El caso es que, como quiera que sea, se ha perdido
una buena ocasión para que en el sector vayamos todos a una.
En este
caso concreto, creo que lo de la política, es una disculpa como otra cualquiera.
La UNAC, ha tenido que estar en el “meollo de la cuestión”, escuchar y ser
escuchado. Luego habrá tiempo para el análisis y la toma de decisiones. De
entrada ya no quiso saber nada; renunció a formar parte. Mal asunto este. Los personalismos siempre hicieron mucho mal a
la caza.