19 de Mayo, 2013
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General |
LA OFICINA NACIONAL DE LA CAZA, MIRA PARA OTRO LADO |
Conviene poner cada cosa en su sitio. Yo no sé a ciencia cierta si esta entidad (tengo muchas dudas al respecto), hijuela, al igual que otras, nacidas y criadas en la complacencia maternal de la Federación Española de la Caza, tiene la representación que dice tener, es decir el 75% de los cazadores españoles. Una presunción, esta afirmación, de la que gusta enarbolar como estandarte el Presidente de la entidad tutelada y que para mí no obedece a una realidad objetiva. Vayamos por partes.
Evidentemente, no son todos los que están. Son muchos los cazadores que desconocen este proceso de integración y que para ello no han sido advertidos, ni llamados, ni solicitado su pertenencia, con la calidad de su voto, para una adhesión al órgano que dice representarles mayoritariamente. Lo dan por hecho, y no se hable más.
Pero yendo al grano, cabe preguntarse ¿qué es lo que de verdad “trastean” los mandatarios de esta Oficina? Al respecto se debe decir, que la mayor cualidad que identifica la especial idiosincrasia de la susodicha Oficina es la calidad que muestrea cuando trata de aunar esfuerzos en torno a una preventiva defensa de la industria armera, más concretamente. No es de extrañar esta conjunción de voluntades, ni el deseo de añadir protección y amparo al sector fabricante de armas, si tenemos en cuenta que, quien dirige la precitada Oficina tiene intereses materiales concretos en este campo. Bien me parece que así lo haga y nada que objetar a su proceder
El Sr. Presidente de la ONC (Oficina Nacional de la Caza) ha puesto el "grito en el cielo" ante el anuncio hecho desde Organismos (directivas, parece se les denomina) de la Unión Europea en relación con un anteproyecto para reformar la Ley de tenencia, transporte y uso de armas de fuego, cuyas prestaciones pretenden reducir desde la Unión. Ante esta competencia, presto como nadie, ha salido raudo y veloz al paso de lo que puede suponer, un evidente perjuicio económico, con afectación directa sobre la viabilidad económica y creación de empleo en las factorías que desarrollan y comercializan el producto armamentístico, solicitando apoyo a sus discrepancias al conjunto de la sociedad cinegética, sobre algo que considera puede ser muy perjudicial para todos los estamentos que forman la caza.
No trato de ironizar, ni de hacer demagogia, al menos eso pretendo, pero sí entiendo, que es necesario resaltar la falta de estimulo o dejadez tenida por esta Oficina en otros asuntos de gran importancia y transcedencia para la caza y los cazadores que amenazan seriamente con quebrar la igualdad en el orden establacido para poder cazar.
Me referiré a un hecho puntual y sorprendente, como es el caso omiso que ha prestado la oficina en cuestión, al anuncio de un sustancial aumento en los precios de salidas y complementarios en los concursos públicos, llamados subastas de caza, que los gobiernos regionales de Castilla-León y Aragón han tenido a bien disponer, con la entrega para su gestión, expedición y venta, según planes de aprovechamiento, de todos los recursos naturales que deriven de la fauna cinegética para aquellos municipios con terrenos objeto de Reservas Regionales de Caza. Algo indebido, cuando de equidad se trata, en donde el brazo fustigador de la Oficina Nacional de la Caza, presente y con enjundia en la tramas de las armas, ha estado ausente de reinvindicar. No acaban aquí sus ausencias con este comportamiento desleal hacia el cazador de menores recursos. Miran para otro lado sobre el incremento que el costo de las licencias de caza ha tenido en ciertas autonomías del Estado (duplicado su precio).
En otro orden de cosas no se debe imputar a la Oficina Nacional de la caza la paternidad del supuesto éxito obtenido sobre ciertas reinvindicaciones históricas de los cazadores, que podrían ser pronto realidad, esta todo por ver (no se debe vender la piel del oso, antes de cazarlo) según vaticinan, gracias al elenco responsable de esta oficina y alguna que otra que se apunta el tanto.
El crudo asunto de los daños que producen las especies cinegéticas, tanto en las tierras de labor y cosechas, así como también los referidos a los accidentes de circulación que provocan con sus irrupciones en la calzada, es posible tenga solución, en gran medida, gracias a una nueva Ley de Montes que está previsto se promulgue, una vez pasado el trámite parlamentario, que regulará a quien adjudicara la responsabilidad y las indemnizaciones de los desperfectos causados
Con lo cual quiere decirse que arrogarse meritos que no corresponden, es algo que no se debe hacer. Si esta nueva Ley de Montes, ve la luz, será sin duda por la presión ejercida desde las bases de las distintas asociaciones de caza, que pueden llegar a sentir, como una vieja y justa reivindicación, largamente esperada, se hace realidad gracias a sus desvelos y no los de los oportunistas en forma de la Oficina Nacional de la Caza.
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publicado por
eduardobros a las 07:04 · Sin comentarios
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