De siempre he defendido la presencia cuantitativa de este
personal y la cualificación del desarrollo de su responsabilidad (escritos
hay en este blog , que dejan
constancia de esta afirmación).
Pero en esta ocasión, leída
y analizada la proclama reivindicativa que parece sostienen en distintos
medios informativos los responsables de la Asociación de Guardas del Medio
Natural del Principado de Asturias, con acusaciones manifiestas, tal y como se asegura,
que los cotos regionales de caza se están convirtiendo en “zonas oscuras”, sin
especificar fehacientemente a que se refieren, debo de considerar no han estado
a la altura de las circunstancias por lo que representa la promoción de un exclusivo mensaje que bien pudiera dar equívocos a la
ciudadanía sobre la actuación en materia de seguridad, de un gremio, como es de
los cazadores, enseñado a añadir prudencia y tacto en un claro ejercicio de
responsabilidad cuando practican
cualesquiera de las modalidades de la actividad cinegética.
Esta Asociación ha
salido a la palestra, cuestión que
reprocho, en momentos que no son los mejores especialmente por la inercia
informativa reciente que ha producido una eventualidad luctuosa, que al gran
colectivo que formamos los cazadores asturianos nos ha afectado en lo más profundo de nuestro ser, para expresar sus quejas al Gobierno del
Principado en orden sobre lo que entiendo son algunas discrepancias que bien pudieran ser de tipo laboral.
Conviene desmitificar lo que parece una instrumentalización a costa en primera instancia de la caza,
aspecto en el que más abundan, pues de
ello se desprende que, quizás, haya existido la posibilidad de un uso
inadecuado por oportunista.
Si es que no hay la seguridad que reclaman durante el desarrollo
de las cacerías, algo improbable, seguramente
no obedece a la actitud de los cazadores, siempre pragmáticos a la hora de
tomar precauciones, muy conscientes de sus obligaciones en adoptar medidas
precautorias, nos va mucho en ello y por distinto motivos. En la caza, como en
cualquier orden de la vida, siempre puede surgir de forma puntual un componente de especial relieve, cuyos
efectos, por sus graves secuelas tiene especial significado, incidiendo negativamente en la normalidad,
como un hecho puntual imprevisto. En
esos, los cazadores, no somos distintos al resto de la sociedad civil.